jueves, 23 de julio de 2009

Cuatro días en la vida

Han pasado algunos días desde que terminó la fiesta de la Virgen del Carmen de Paucartambo, en la cual pudimos observar, desde una perspectiva particular, las diferentes motivaciones que impulsan a la gente a visitar esa dulce población andina entre el 15 y 18 de julio de cada año, la misma que bañada por sus ríos y acariciada por sus vientos acoge por igual a visitantes de diferentes latitudes.

La motivación más resaltante – a mi parecer – es la fe, y dentro de la misma se puede agrupar tanto a los peregrinos que van en busca de favores o para expresar agradecimientos y los danzantes que, por un año más, se visten de luces para rendir su particular adoración; otra motivación que se observa con claridad es la lúdica (léase juerga), generalmente protagonizada por algunos visitantes cusqueños (a los que rara vez se los ve en los rituales) y algunos de otros lugares que han conseguido (o tienen) alguna conexión con alguna de las danzas de esa festividad.

Otro motivo para recalar en Paucartambo es el turismo, protagonizado por personajes venidos de otros lugares y que desean observar las características propias de la expresión folklórica y religiosa (turismo nacional y extranjero).

Un motivo de visita es también la observación académica realizad por los estudiantes de las diferentes facultades de Ciencias Sociales y en algunos casos, los estudiantes de Turismo.

Resulta interesante observar desde atrás de la máscara (o de la careta) las expresiones de algunos de ellos… hablan, lloran, rezan o beben a una muy corta distancia de donde nosotros estamos ubicados, casi a nuestro lado y es la condición de anónimos que ostentamos la que no les permite identificar detrás de esos ojos inmóviles a personas sino a únicamente a personajes que nacen el 15 de julio y desaparecen casi etéreamente el 18. Puedes escuchar conversaciones o plegarias que posiblemente jamás harían llegar a tus oídos.

Entre tanto los pobladores netamente paucartambinos, es decir aquellos que viven en la población o sus alrededores o los que tienen con la provincia una relación que va más allá de los 4 días de fiesta, son fácilmente identificables por la soltura con que caminan por sus calles y plazas y por la naturalidad con que observan las danzas, si bien no se sorprenden con casi nada es muy común encontrarlos haciendo de anfitriones de las luces y el color, y mostrando orgullosos de lo que su pueblo es capaz.

Este año, como siempre, no fue igual a ningún otro. Además de la alegría que otorga caminar las calles de Paucartambo vestido de danzante, está la posibilidad de ver a los ojos a la Virgen del Carmen, en directo y tan cercanamente, lo que te cubre de una particular energía que te da la fuerza necesaria para resistir el embate de otro año en el cual conservaremos ese recuerdo en el alma.

Especial siempre es el enorme abrazo en que se funden los amigos de cada danza y de la mía en particular (así tiene que ser ¿no?). La devoción común, el cariño, la complicidad y el sentido del humor revelan lo intacto de los sentimientos y hasta pareciera que durante esos días nos queremos mucho más, como cuando en navidad, los hijos que estaban dispersos por el mundo (eso incluye al mundo de arriba y al mundo de abajo) se dicen entre ellos lo mucho que se extrañaron y se exigen que nadie apague sus ojos, por que sin ellos los trajes no volverían a brillar.

Hasta el año entrante, compañeros míos.


PD. Apenas aprenda a colgar las fotos y la música, lo que espero sean lo antes posible, añadiré lo relacionado a la fiesta.

miércoles, 1 de julio de 2009

Esta noche despiertan

En esta parte del mundo (Cusco – Perú), desde tiempos que desaparecen en el calendario, se celebra – en la localidad de Paucartambo – la fiesta de la Virgen del Carmen, a la que los nativos de la zona llamamos cariñosamente “Mamacha”.
Desde hace 18 años tengo la suerte de seguir – como danzante e ininterrumpidamente – la festividad que mis paisanos de tierra, sueños, patria y emociones siguen también, ya sea como danzantes o no, peregrinos cristianos o comprometidos místicos del ande, siguen desde hace tiempo con fervor.
Existe entre los danzantes la serena convicción que esa festividad puede convertirnos – aunque sea momentáneamente – en mejores personas y quizás sea ése el tema: “convertirnos en mejores personas”, claro, alguien dirá “y estos ya se creen tan buenas personas, que quieren ser mejores?”
Creo que en estricto no necesariamente es así, primero porque no puedo hablar por todos sino únicamente por los amigos que conozco y creo que una de las (pocas) virtudes que tengo es saber escoger a pocos pero buenos amigos. Es en esa fiesta, en la que nuestra careta (máscara) nos encierra en un momento de mágica evaluación de lo bueno y malo que nos sucedió desde la última vez que estuvimos en esa misma situación, allí llevamos nuestros éxitos y fracasos, alegrías y tristezas, llevamos a los que extrañamos y a los que aún podemos tocar y, claro, el recuerdo de los que se fueron pero nos siguen apretando el corazón. Después de todo el aluvión emocional y físico (el baile y la vigilia no son pocos), es que uno emerge con aires de renovación y la promesa de convertirse (ahora si) en mejor persona.
Volviendo al tema, la festividad de la “Virgen del Carmen”, ésta es una celebración religiosa y a la vez pagana que llena por cuatro días a la capital de la provincia de Paucartambo de una inusitada y por tanto excepcional cantidad de visitantes, lo que obviamente excede la capacidad de los servicios en general (alojamiento, restaurantes, transporte, etc.), ya que el Cargo Central, las danzas y sus respectivos invitados, los turistas, los despistados (léase desubicados), los mercaderes de todo rubro y los amigos de lo ajeno, convierten la tranquila población en una vorágine de color y bullicio donde escucharás las bandas y orquestas típicas y observarás las danzas que por las calles transforman el empedrado en un resplandeciente juego de abalorios.
La “Misa de Despierto” da inicio a la última etapa de los preparativos para la fiesta, denominada “alistakuy”. La “Misa de Despierto” es la primer a de las misas del novenario que se realizarán diariamente hasta mediados de agosto. (Máscara, transformación y e identidad en los Andes. Gisela Cánepa Koch. Pag. 186).
Hoy 1º de julio la “Misa de Despierto”, en la ciudad del Cusco está a cargo de la Cuadrilla Contradanza y se llevará a cabo en la Iglesia de Santa Teresa a las 18:30 horas, dando inicio a uno de los rituales más importantes para aquellos que tenemos - ya sea por nacimiento o por opción – esa conexión con la tierra paucartambina y por las devociones y sueños que en ella se practican y construyen, aunque muchos estén a miles de kilómetros de distancia.
A pesar de la distancia, ahora que despertó el alma, que comiencen los abrazos y venga la esperanza.

Nueva Amenaza

Bueno, igual sigo preparando un grupo de comentarios que espero tengan la gentileza de recibir la atención de alguien en el mundo.

Saludos y hasta cualquier momento