martes, 31 de agosto de 2010

Elecciones y Propaganda

Ahora mismo, con motivo de las Elecciones Municipales y Regionales del próximo 3 de octubre, aquí en el Cusco venimos sufriendo la cantaleta propia del momento y además los siempre irreparables daños al medio ambiente ¿por qué? Pues aquí voy:
Primero, la repetición infame de una cantaleta que está basada en que cualquiera cree que es capaz de administrar el gobierno regional o municipal, entonces no falta el que usa frases tan llamativas como vacías: “Papá Lindo” o utilizan la representación mágica y sagrada del Ukuko (qué fue de la Hermandad del Señor de Qoylloritti?) para captar adhesiones, entre los más pintorescos. Otros, como mencionaba al inicio, se auto designan como la “gente nueva” con “honestidad a toda prueba”. Yo no sé en qué momento o en qué circunstancias ciertas personas tienen esa revelación y consideran que son los indicados, aunque no califiquen para esos puestos.
La experiencia nos ha hecho ver que poco o nada aportan estos personajes cuya loca carrera por algún tipo de poder únicamente benefician al gremio periodístico, cuyos integrantes – en su gran mayoría dueños, directores, reporteros o amanuenses de algún programa televisivo, radial o escrito – se frotan las manos ante la demanda de sus servicios.

Para evitar esas repentinas iluminaciones que hacen creer a cualquiera que puede constituirse en autoridad es necesario promover el ejercicio democrático de formar parte de un grupo político en cuyo seno se defina cuál de sus miembros reúne las condiciones para postularse como representante, así que a mi juicio lo lógico es militar en alguna agrupación y desde allí elegir a quien consideramos la mejor opción para representarnos.
En segundo lugar hay que decir algo más grave. Hoy por hoy en los colegios ya se enseñan aspectos relacionados con el cuidado del medio ambiente y allí viene la pregunta: ¿existe un cálculo de cuánto papel y material sintético nocivo se usa con fines electorales? ¿ saben ustedes que a nivel mundial la industria del papel consume alrededor de cuatro mil millones de árboles cada año, principalmente eucaliptos y pinos?. Cada árbol produce 12,500 hojas, es decir 12 millares y medio del papel que ahora mismo ves a lado de tu PC, bueno, nuestros hijos sí lo saben, o por lo menos su educación ya involucra este tipo de aspectos. Ellos tiene más que enseñarnos que nosotros a ellos en ese rubro, por lo menos. Ni qué decir de lo tóxico de los insumos químicos usados en las campañas: pintura, aerosol, pegamento, plástico para gigantografías. ¿Estamos claros respecto a este asunto?

Nada importa cuando de ocupar un sillón se trata y tal como van las cosas creo que ha llegado la hora de optar por candidaturas fruto de las elecciones previas al interno de un grupo debidamente organizado democráticamente y no fruto del delirio momentáneo del que cree que la gente que le aplaude es la gente que le quiere y, también es la hora de cambiar muchas de nuestras costumbres, entre ellas la forma tradicional y criminal de hacer las campañas políticas lesionando el medio ambiente sin escrúpulo alguno y luego hablando de protegerlo.
¿Ustedes creen que con esa forma de hacer las cosas nos estamos ganando el respeto de las generaciones venideras?
Luego hablaremos del contenido de las propuestas. Es tema para otro post.

jueves, 19 de agosto de 2010

Divagaciones Clínicas y Poema de Arturo Corcuera

En la actualidad, las empresas tienen la obligación de realizar anualmente el denominado Examen Médico Ocupacional. Bueno el tema es menos formal ya que no quiero hacer un análisis jurídico ni social acerca de las verdaderas intenciones de la implementación del mencionado examen, lo que pasa es que …

Hace poco me tocó – por segundo año – pasar el famoso examen. Me sometí a una serie de inspecciones destinadas a determinar si este viejo cuerpo todavía sirve para algo. En las salas de espera de las diferentes dependencias de la clínica me venían ideas con un aire de fatalidad que ahora me parecen graciosas, sin embargo en ese momento me llovían dudas terminales como: ¿tengo todo en orden para marchar hoy? ¿Guardé las guitarras en sus estuches? ¿Podré despedirme de mi hijita, de Papá y Mamá? ¿Podré besar aunque sea solo una vez más al amor de mi vida? ¿Pagué lo de la tarjeta de crédito? ¿Estoy dejando cargas a los demás aparte del recuerdo de mi melancolía? ¿Y mis amigos?¿Alguien verá mi sombra escondida en alguna calle de Paucartambo?
En eso estaba y recordé el poema que a continuación comparto con ustedes, se llama “En el Cedar´s Hospital” y pertenece al buen Arturo Corcuera, quien hace algunos varios años, con poco éxito (como se habrán dado cuenta) intentó enseñarme la técnica para escribir Haikus.
¿Debemos tener todo en orden porque no sabemos a qué hora nos llegó la hora? Ustedes dirán...
Saludos a Arturo y un abrazo a todos (no vaya a ser el último).


En el Cedar´s Hospital (Arturo Corcuera)

¿Y si a los taitantos años de mi edad
los resultados del examen clínico resultaran preocupantes?
No se cohíba, doctor, en decírmelo
aún si fueran mortales.
Que si hay necesidad de cambiar el filtro a los riñones... (en buena hora) ;
que si el colesterol vuela alto... (aterrizaremos juntos) ;
que si el corazón se fatiga... (el precio de tanto amor) ;
que si el hígado está chiflado... (qué le vamos a hacer) ;
que si existe amenaza de embotellamiento en las arterias, (sería una catástrofe) ;
que si el azúcar... (y uno es tan dulce hasta en las amarguras) ;
que si el páncreas... (no olvidar que el páncreas mató a mi madre) ;
que si una sombra en los pulmones,
que si la próstata...
Dígame, doctor, los resultados
aunque los días que me aguardaran no fueran numerosos.
Comprenda que todo tiene su fin de fiesta
y uno debe dejar sus papeles en orden,
reunir y dar los últimos toques
a unos versos a mediohacer, desaliñados,
empaquetar sus chibas,
mudarse lejos, muy lejos,
irse con su música a otra parte.

viernes, 13 de agosto de 2010

Del cura rojo al cura verde (otro post de Rocío Silva Santisteban)

Es obvio que el presente post, nuevamente tomado del blog de Rocío Silva Santisteban (publicado en el diario La República el domingo 11 de julio de 2010, día del encuentro final de la Copa Mundial de Fútbol), tiene una abierta adhesión política al movimiento al que aún tímidamente voy ingresando. Tierra y Libertad.
En una actividad político cultural, aquí en Cusco, conocí a Marco Arana, quien me produjo una muy grata primera impresión ya que conversamos un buen rato como dos personas a las que les interesa conocerse mutuamente (al menos eso quiero creer).
En los últimos días hemos tenido pocas noticias en la prensa nacional sobre Marco Arana y este hecho lo atribuyo a una campaña constante y silenciosa (además de silenciadora) contra él y el movimiento del que es Coordinador General. Ojo aquí, no es el presidente vitalicio ni nada parecido, pese a algunas voces que, con evidente interés oficialista, se empeñan en compararlo con Ollanta Humala (por la vocación vertical de su formación, dicen).

Bueno, lo que trato de decir es que Marco Arana para el sistema en general le representa una de las voces más incómodas por lo claro y contundente del mensaje que promueve. Aquí Rocío Silva Santisteban lo dice con absoluta lucidez.

Del cura rojo al cura verde

Después de dos mil años la prédica de un judío radical sigue siendo temida por quienes, en el fondo, defienden ganancias que no benefician a todos por igual. El cristianismo que enseña a pensar en los “olvidados” por encima de los intereses del “progreso” y que adquiría tonalidades rojas según los censores de los años 70 —recuérdese a Bambarén perseguido por el gobierno de Velasco o a los jesuitas de El Salvador asesinados por un comando— ahora, digamos, se ha convertido al verde-cadmio cuando los publicistas gubernamentales y periodistas oficiosos lanzan en la prensa el pánico al cura verde.

No se trata solo de la condena y expulsión al sacerdote hermano británico Paul Mc Auley, sino de un malestar por la actuación pública —desde el púlpito— de varios sacerdotes. La defensa que despliegan los sacerdotes choca frontalmente con el propósito del spot “Alerta, Alerta, el Perú está en guerra…”, es decir, con la propaganda pura y dura del gobierno sobre su actuación y su medida del “progreso”. La noción de “progreso” del gobierno sigue supeditando a los moradores por un horizonte de ingresos asentado en una cultura del capitalismo de exportación de minerales e hidrocarburos. Para los ideólogos del gobierno el progreso siempre está “más allá”, por lo tanto, hay que correr para asirlo. Para los curas verdes, el “progreso” no es lineal sino circular, y está conectado directamente con el ser humano y su encuentro con el entorno que le da identidad.

Defender el ambiente, pero sobre todo, a los peruanos que tienen derecho pleno a vivir en él y de él se ha convertido en algo subversivo. Desde que Marco Arana, el primer cura verde llamativo, optara por pasar a la zona de la política activa, ha aumentado el miedo y desprecio al sacerdote que opta por “los olvidados”. Aldo Mariátegui, con su usual sutileza, lo ha corroborado: “que evangelicen pero que no jodan”. ¿Evangelizar, entonces, es enseñar al dominado a callar y conformarse en una liberación supraterrenal? Tarea: leer los documentos de Aparecida para poder entender la misión de un cristiano en América Latina y el Caribe: la justicia se reclama por derecho, no por favor.



¿Qué pasa en un país cuando se empieza a perseguir a los curas?, ¿qué pasó en Guatemala, en El Salvador, en Colombia? Algo huele a podrido. Y obviamente el olor de podredumbre denota algo repugnante y en franco estado de putrefacción. La corrupción huele así: es asquerosa, nos infecta, nos envilece, nos vuelve ante nuestros propios ojos miserables. Por eso mismo se ha convertido hoy en el primer problema mencionado en las encuestas, incluso más allá que la falta de empleo. Dostoievski lo dijo hace años en Crimen y Castigo: el problema no es ser pobre, sino ser miserable. Y los peruanos no queremos ser miserables aunque estemos debajo de la línea de la pobreza. Aunque no tengamos más en nuestras manos que la naturaleza. ¿Por qué hablo de corrupción? Porque el desprecio al cura verde, los spots gubernamentales y los USB perdidos de BTR están íntimamente ligados.

El Perú avanza como el Titanic: ¡cuidado con la punta de un iceberg! Los iceberg son solo parte de la naturaleza y los avances trasatlánticos que no la consideran pueden fácilmente encallar y hundirse contra todos los pronósticos. No queremos otro naufragio para nuestro país.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Un domingo en el Policlínico Angamos (post de Rocío Silva Santisteban)

El 04/08/2010, Rocía Silva Santisteban escribió en su blog Kolumna Okupa (www.kolumnaokupa.blogsome.com) acerca de lo que le ocurrió en el Policlínico Angamos adonde llevó a su mamá un domingo. Lo narrado no es patético, ni siquiera terrible. Es triste.

Un país con tantos problemas como el nuestro, a veces hace parecer que no hay por donde comenzar a solucionar las cosas. Este sería un buen comienzo.
La gran mayoría de personas que concurren a un policlínico u hospital lo hacen porque tiene alguna o varias dolencias, lo que deviene – generalmente - en una disminución de la posibilidad de afrontar problemas con la entereza que una persona sana lo haría. Se debería tomar en cuenta ese tema, sobre todo en las dependencias del Ministerio de Salud (ESSALUD no se queda atrás en cuanto a la atención, por lo menos en lo concerniente a pacientes ambulatorios o consultorios). Lo siguiente es una gráfica de lo que señalo.
No saben cuánto me identifico con el post.

El Policlínico Angamos y la nuda vida (del Cajón de los Recuerdos)

No sé por qué mi mamá es fanática de la Emergencia del Policlínico Angamos. Creo que debido a la eficiencia de las enfermeras con pocos recursos y los doctores con sobredosis de pacientes. El domingo mi madre se sintió mal, se desmayó y como vive sola en su casa, recién cuando despertó atinó a llamarme. Tuvo probablemente un cuadro de hipotensión arterial. La llevamos al Policlínico pero, como lo saben aquellas personas que tienen padres ancianos, si no los haces entrar con ambulancia de los bomberos o del mismo hospital, es decir, en posición horizontal, hay que hacer una larga cola. Mi madre se encontraba mal, pero no de urgencia como para entrar en ambulancia, por eso fuimos en taxi y comenzó la odisea.

En admisión te preguntan si ha entrado por sus propios medios o en ambulancia. Como mi respuesta fue afirmativa a la primera pregunta, pues nos tocó esperar. Llegamos a las 3 pm, nos atendieron cerca de las 5 pm después de terminar de ver una película en el televisor de la sala de espera de emergencia. Realmente mi madre no estaba de URGENCIA sino hubiera muerto. Había cola porque hay muchísimos pacientes, dos tópicos de medicina general, uno de traumatología y otro de cirugía.

En la sala de afuera esperamos a que el guachimán llamé al paciente por su nombre. Cuando lo hace –luego de dos horas– hay que entrar a EMERGENCIA donde hay dos colas de paciencias parados. Las dos colas son para los Tópicos 1 y 2 de medicina general. Los paciencia con necesidades de cirugía o traumatología esperan por otro lado: son menos. Por suerte mi madre me tiene a mí, pues hubiera sido imposible que se pare para hacer la cola pues a los 86 años y con mareos, no hubiera podido esperar los 20 minutos que esperamos. Delante de mí una señora joven tenía un suero en la mano que estaba conectado a su otro brazo: la mano la llevaba un poco en alto para que el suero destile. Ella esperó el mismo tiempo que yo. Veinte minutos parada con el suero conectado al brazo. "Señora, ¿no tiene parientes que la ayuden?", le pregunté. "Justo ahorita se acaba de ir mi hija porque ya estaba esperando mucho tiempo".

A los veinte minutos de estar ahí parados me tocó mi turno, o sea, el de mi madre. Entramos. Una doctora joven le hace preguntas y no se da cuenta que tiene dos entradas a emergencia con shock hiperglucémico e infarto cerebral hace un mes y medio. Se lo decimos. "Ahhh". Pregunta los motivos por los cuales estamos en emergencia, manda rápidamente a hacer electrocardiograma y medida de glucosa. Con los precarios papelitos vamos a buscar a una enfermera. "Espere acá señora" y mi madre y yo esperamos 15 minutos a que se desocupe una enfermera para hacerle un pinchazo, le mide el azúcar, está estable. Mi madre no aguanta estar más tiempo de pie. Se sienta en la silla de un enfermero, frente a un escritorio con archivos, apenas la ve el enfermero viene y la bota: "retírese señora". Nos paramos y seguimos esperando. El enfermero se va, la silla está vacía pero es prohibida. Le exijo a la enfermera que se apure; hace lo que puede la pobre, está llena de tubos. "Ahorita vengo" nos dice. Mi madre, casi desvanecida, quiere sentarse, entonces se desocupa una camilla, pero la de allá, la del consultorio de la doctora, entramos y mi madre se sienta. La doctora se molesta. Un paciente está saliendo. "No ve que estoy con paciente, señora". "Pero mi madre no puedo estar más tiempo parada". La deja quedarse, entra la otra enfermera, le hacen el electrocardiograma. "Está bien señora, su corazón está perfecto". "Está estable, señora, a ver que le pongan un Gravol".

Salimos de nuevo a la antesala, donde hay decenas de paciencias sentados en sillas precarias y con sus brazos conectados a sueros; otros pacientes haciendo cola; una chica en silla de ruedas llorando a gritos. Hay bulla por todos lados. Mucho ruido. "Enfermera, para una inyección de Gravol". "Ahh tiene que salir por afuera, señora". "Pero mi madre no puede ni caminar, ¿cómo hacemos?", "ah, no sé señora, hable con la otra enfermera". Hablo. "Bueno, que se quede ahí. Usted vaya al sótano a pedir el remedio con la receta de la doctora". Voy al sótano. No puedo pasar: hay decenas de personas intentando tomar el ascensor. Pero llego al sótano, no hay nadie en la cola, solo una señorita felizmente… Pero la señorita está discutiendo con el empleado que despacha los remedios y este no la quiere atender, se demoran tanto, que ya se juntan seis personas detrás de mí. "Atiendaaaaaaaan".

Lloro. Se me chorrean las lágrimas. Lloro y me atienden y regreso al primer piso, a emergencia, me limpio las lágrimas, los mocos, como sea entro nuevamente, estoy llevando el Gravol. Busco a la otra enfermera. "Espere". Y espero parada al lado de mi madre, al otro lado una jovencita con un suero conectado al brazo, se está quedando dormida en esa especie de carpeta donde la han sentado. Y como dijo Francisco de Quevedo, de mis ojos "salen sin duelo las lágrimas corriendo". Qué vergüenza. ¿Qué diablo me pasa? No lo sé, siento un pito tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii en el oído izquierdo. ¿Y si ahora me sube a mí la presión? Ay, no.

Y la inyectan a mi madre el Gravol y me dice la doctora que debe esperar 45 minutos para ver la reacción. "Pero, ¿adónde esperamos?". La doctora bosteza: es joven, tiene el pelo lacio, se nota que está muy cansada. Mi madre le habla. Yo pregunto: "¿Pero si está estable, no la puedo llevar a mi casa mejor?". La doctora me mira indiferente. Casi siento que me odia. Que odia a todos los pacientes de ese domingo por la tarde. "Mejor" me contesta.

Y con la idea fija de que debo gritar en medio de la nada, salgo del Policlínico Angamos, una vez más humillada por el sistema de salud, que trata a aquellos viejos jubilados que aportaron años de años como si fueran cuerpos sin alma. Nuda vida. Restos. Seres sin calidad humana. Ancianos carcomidos por esa sociedad que está esperando sus muertes para reciclar sus aportes y usarlos malversando fondos colectivos.

¿El Perú avanza?

viernes, 6 de agosto de 2010

In Memoriam. Hiroshima, 06 de Agosto de 1945.

Un día como hoy, a las 08:15 a.m. del 06 de agosto de 1945, la aviación de los Estados Unidos de Norteamérica bombardeaba la ciudad japonesa de Hiroshima, como parte de la denominada “Campaña de la Paz” (graciosos ¿no?), quien ordena el ataque es el entonces presidente de EUA Harry Truman. Se trataba de un ataque nuclear artero contra población civil, el resultado 140,000 muertos y 300,000 heridos. Tres días después le tocaría el turno a la ciudad de Nagasaki.

Una de las bombas era la flamante bomba atómica, una sola, a la que le llamaron – con ese típico humor negro gringo - “Little Boy”, y fue lanzada desde un bombardero B-29 al que su piloto, el Coronel Paul Tibbets le llamó cariñosamente “Enola Gay”, en honor a su madre Enola Gay Tibbets.
Como resulta lógico, los tripulantes del B-29 no tenían conocimiento del tipo de bomba que iban a lanzar sobre Hiroshima, de allí que anecdóticamente se cuenta que el copiloto Capitán Robert Lewis al ver el hongo que producía la explosión, únicamente atinó a exclamar “Dios mío. ¿Qué hemos hecho?”.

Los sucesivos bombardeos nucleares sobre población civil japonesa tuvieron como obvio resultado la rendición incondicional del ejército imperial japonés y el fin de la segunda guerra mundial. Era lo que buscaban los EUA y claro, lo lograron a costa de la muerte de gente que no tenía empuñada un arma. Como ven se trata de una vieja costumbre americana.
Lo que me queda claro es que los EUA hasta la fecha no han caído en cuenta que esa fue una lección para todos - sobre todo para ellos - y hay que aprender de ella. La paz es el respeto por el otro.

En la actualidad el bombardero B-29 “Enola Gay” se encuentra expuesto en el Museo Nacional del Aire y el Espacio, del Smithsonian (Washington DC), esperamos que el alma y el recuerdo de las víctimas de Hiroshima se mantengan expuestos en la memoria colectiva de toda la humanidad.

Vinicius de Moraes, figura capital de la música popular brasilera escribió:
LA ROSA DE HIROSHIMA
Piensen en la criatura
Mudas telepáticas
piensen en las niñas
Ciegas inexactas
Piensen en las mujeres
Rotas alteradas
Piensen en las heridas
Como rosas cálidas
Pero oh no se olviden
De la rosa de la rosa
De la rosa de Hiroshima
La rosa hereditaria
La rosa radioactiva
Estúpida e inválida
La rosa con cirrosis
La antirosa atómica
Sin color sin perfume
Sin rosa sin nada.

Este post tiene más fotos de las que habitualmente aparecen en otros post, ustedes sabrán entender el motivo.

martes, 3 de agosto de 2010

El Desfile Escolar ¿hasta cuándo?

Según la enciclopedia virtual Wikipedia, un desfile lo constituye un grupo marchante de personas con un recorrido concreto, en una celebración pública. Pueden ser militares o civiles. Cuando son civiles - señala Wikipedia - generalmente están compuestos de una sección de gente que desfila, y otra que ameniza el acto, suele tener un acompañamiento musical y, en algunos casos, también títeres, bailarines, cómicos, etc.
Nuestro país se ha caracterizado – durante toda su etapa republicana – en realizar desfiles con diferentes motivos, especialmente por Fiestas Patrias, en los cuales se obliga a los escolares a marchar militarmente por las plazas y/o avenidas de las diferentes ciudades.

Esta actitud “militar” obedece en gran parte a nuestro pasado militarista, recordemos la cantidad de gobiernos de dicha característica desde la batalla de Ayacucho para adelante, inclusive hasta hace pocos años se impartía en los colegios públicos y privados el denigrante curso de Instrucción Pre Militar, como una forma de “inculcar” en los más jóvenes el “amor” por la patria y claro, enseñarles a marchar al mejor estilo cuartelario. La muy conocida confusión entre patriotismo y patrioterismo. Miguel de Unamuno escribía “es más fácil militarizar un civil que civilizar un militar”.
Son tiempos que hacen necesario se inculque el respeto por la ciudadanía y la institucionalidad del poder civil, esa sería una manera de desterrar cierta vocación por la dictadura y la “mano dura” a la que muchos compatriotas invocan cada tanto la democracia revela sus debilidades.
Espero que dentro de poco los desfiles – al menos los que tiene a ciudadanos civiles como protagonistas – se caractericen por la expresión y cultivo de expresiones artísticas de diferente índole, con paso gentil y ciudadano, alegre y celebrador, sin la necesidad de levantar las piernas hasta el ridículo, porque se trata de personas que no desarrollan actividad militar alguna ni practican esos pasos “marciales y gallardos” como suelen llamar los engolados narradores de los diferentes medios de difusión.

En pocas partes del mundo se conserva el desfile militar para los escolares, es hora de liberar a los nuestros de tamaño compromiso, es la hora de cultivar desde la civilidad algunas de las miles de razones que tenemos para sentirnos orgullosos de haber nacido en el Perú – como dice mi hermano Jorge Millones – “los peruanos somos varios / corazones extraordinarios”. El recién aparecido Ministerio de la Cultura tendrá que ver este aspecto, también.