jueves, 27 de octubre de 2011

Algo de Cortazar???

Durante toda la algarabía de mi niñez, cazaba las tardes. Luego, no tardé en arrojarme a la adolescencia, arropado por tus ojos. Los mismos que he vuelto a ver tras varias jornadas de nocturnidad y flagelo que diseñaron estas cicatrices.

Ahora lo sé. Todos mis silencios dicen tu nombre.

Como la bruma adora la mañana (deberías ver una madrugada en el valle del río Mapacho), te quiero como el eucalipto cuando abrazaba tu recuerdo. Como mi tristeza cuando acariciaba tu ausencia.

Hasta que mi soledad de estrelló – nuevamente - con la dulce pared de tu mirada.

Me abandono a la espera de tu imagen y – con toda conciencia – me rindo ante tus dedos, tu cabello… tu sonrisa.

Hasta tengo ganas de respirar, hasta me gusta la ciudad que acaricia tus pies, porque conviertes el cemento en prados y el “mar en primavera”, como diría el gran Charly.

Allá voy.

Para la espera, un fragmento de “Rayuela” de Julio Cortázar (Argentina, 1914- 1984)

Toco tu boca

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí, para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender, coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortázar

lunes, 17 de octubre de 2011

Adiós Félix Casaverde

Hoy lunes me enteré que el buen Félix Casaverde ha fallecido ayer domingo en el Edgardo Rebagliatti de Lima.

Lo conocí el año 1987 en el Festival CICLA (Consejo de la Integración Cultural Latinoamericana), tiempo después cayó en mis manos uno de sus pocos discos: “4 Tiempos Negros”. Una maravilla de trabajo, con la pulcritud de sus deliciosos cromáticos, siempre fue un referente en la composición, arreglos y ejecución de la guitarra.

Félix Casaverde era – siempre lo fue – una persona sencilla, aunque su palmarés podría hacer suponer lo contrario. Hace pocos meses estuvo en Cusco y me lo encontré a la entrada del “Ukukus”, el salía y yo entraba y lo saludé, él me respondió con cortesía y mucha amabilidad, aunque queda claro que no se acordaba de mi, pero yo sí me acordaba de él y eso era suficiente. Finalmente hasta que me toque la posibilidad de encontrarme con él nuevamente, siempre lo recordaré con el agradecimiento de un admirador silencioso.

Buen viaje Félix Casaverde.








jueves, 13 de octubre de 2011

Al Filo de la Palabra (Entrevista a César Hildebrandt)

El semanario nacional CARETAS ha publicado, en su más reciente edición (Caretas 2202), una entrevista al periodista César Hildebrandt, realizada por Maribel de Paz, con motivo de la presentación de su libro “Una piedra en el Zapato” (Tierra Nueva, 2011).

Aquí les alcanzo la mencionada entrevista, cuya lectura me parece de suma importancia, ahora que las mentes lúcidas están tan escazas.


–Dices que la muerte por arma blanca es una muerte discreta, lo que no aplica al asesinato por palabra.

–Ahí sí queda uno con las manos ensangrentadas, pero la pregunta benévola podría ser cuántas veces me han matado a mí. Yo he tenido que ser Lázaro varias veces, pero no me quejo ni de mis asesinatos ni lamento el noventa por ciento de los que perpetré, me parecen todos merecidos, incluyendo los míos.

–En el 2002 decías que te aburría la barbarie del Perú. ¿Qué es lo que más te ofende de esta barbarie peruana?

–Que la gente acepte la indignidad de un modo tan fácil, las colas en EsSalud, el transporte público, el Pronaa en vez del empleo. Las manos tendidas en general me parecen metáforas de la barbarie, pero la peor barbarie, casi teatral, es la del tráfico, no se respeta nada ni nadie. Los peruanos no tenemos eso que tienen algunas máquinas a las que se refirió Marco Aurelio Denegri alguna vez: ese sistema de adaptación inteligente que tiene la amortiguación de los coches. El peruano no tiene autorregulación, no tiene un sistema de definición de fronteras en relación al derecho ajeno. Yo diría que el peruano en general no tiene superyó, es decir, no tiene censura. Tú dejas al peruano suelto y de repente pasa lo del Monumental.

–¿Somos demasiado bestias?

–Yo diría que tenemos un lado patota, un lado tribu, un lado bárbaro muchísimo más desarrollado que en otras partes, porque aquí no ha funcionado ni la represión personal ni social. Si las leyes se burlan, si los jueces se compran, si los fiscales se anulan, ¿por qué te vas a limitar?

–¿Genera perplejidad lo del ‘Loco’ David?

–A mí no. Todo viene en un kit, o sea, el tipo que en Eisha le dice a la sirvienta que esté con uniforme almidonado en verano porque ella pertenece a otro mundo, otra raza, otro estatuto, es el tipo que puede considerar a su prójimo un enemigo mortal. Esto demuestra que en el mundo de Ellos & Ellas hay ellos y ellas que pueden matar. Porque la violencia es transversal, sin vinculaciones exclusivas con los barrios bajos y las ignorancias. Son los hijos de los que tuvieron negros hasta que Ramón Castilla dijo que no, y cuando les faltaron los negros importaron chinos... Los que hicieron de las haciendas pequeñas repúblicas con patíbulo propio (en la hacienda Chiclín de los Larco había cárcel propia), esos, todo eso viene de ahí. Lo que pasa es que los peruanos nos hacemos los cojudos, algo que hacemos casi con perfección. ‘Loco’ David es el resumen de los vicios de una clase social.

–¿Cómo desacojudarnos?

–No tengo la fórmula, pero lo único que puedo imaginar, siendo un lugar común, es que sea a través de un liderazgo ejemplar.

–¿Humala?

–No, no es un liderazgo ejemplar. Es un liderazgo bien acogido.

–¿Qué no lo hace ejemplar?

–Lo que ahora sabemos de Madre Mía, y lo que está haciendo para convertir en popular la continuidad de un sistema que debía haber cambiado. Él ha hecho popular lo que García hizo repulsivo, gerenciando el modelo actual que consiste en exportar piedras hasta que las piedras valgan.

–Se le ha aplaudido precisamente por otorgar confianza al sistema.

–Claro, la confianza que puede otorgar Roque Benavides, y quizás el ‘Loco’ David. Cuando te dicen “usted está produciendo desconfianza” es que está produciendo desconfianza en la CONFIEP, que es la única desconfianza a la que se le teme en el Perú. Es un país extraño, ¿no? Es un país secuestrado.

–¿Qué esperas de ti mismo?

–Ser la piedra en el zapato, incomodar a quienes piensan que estamos rumbo al primer mundo. El libro ha reunido lo más flamígero, temerario, irritante y pendenciero. La mayoría de las iras están dirigidas a impostores, a gente que pretende decir que es lo que no es.

–A Humala le has dicho esquizofrénico.

–Bueno, no a él, sino a su conducta. Sigo pensando que está escindido, que no se ha podido unificar.

–¿Debería pasar por el psicólogo?

–No, debería pasar por su programa político.

–Una palabra caserita de tus textos: metástasis.

–No es un tic, la uso cuando quiero definir aquello maligno que se extiende. La epidemia de embrutecimiento en el Perú no es precisamente una metástasis, pero se parece.

–Ni tus vecinos ruidosos se salvan de tus críticas.

–Porque soy una persona que aprecia el silencio, la paz. La gente se horroriza ante el silencio, porque establece un parentesco retorcido entre silencio y soledad, entre silencio y posibilidad de perder aquello que es el bajo continuo de la vida: el ruido. El ruido es el tundete de la vida, y sin ruido no hay tundete, y sin tundete no hay jarana. Es terrible. La gente teme el silencio igual que los barrocos temían el vacío.

–¿Y has hablado con tus vecinos sobre eso?

–No, he guardado silencio.

–También le dedicas una columna a la depresión.

–Habría que estar loco para no tener tendencia a la depresión. Una de las pocas cosas sobre las que tengo certeza absoluta, es sobre la legitimidad de mi depresión.

–¿Qué es lo que más te deprime?

–El desorden, y entonces comprenderás que soy un peruano bien doliente, porque esta es la república del caos. Prefiero quedarme en casa con Rebeca y con mis libros a someterme a la ciudad, que es un test para la paciencia más férrea, y yo no soy paciente.

–¿La edad no te ha dado un poquito más de paciencia?

–Jamás. La resignación no será parte de mi vejez. Si yo admitiera eso admitiría mi muerte emocional y civil.

–¿Con los años llega la sabiduría?

–No, la sabiduría no es la diabetes, no es la hipertensión.

–¿Y qué es la sabiduría?

–La sabiduría, no tengo dudas ahora, consiste en aspirar a poco, y tener una idea muy clara de que al final del camino siempre nos espera un fracaso, una cierta medianía y la más absoluta imposibilidad de cumplir nuestros sueños. Hay que ser muy tonto para creerse en la cima del mundo, coronado por el éxito. Emil Cioran, un genio, murió en sus trece, sintiendo que no había hecho lo debido, que la vida es un equívoco, y que había cometido más errores que aciertos. Detesto tanto el jolgorio yoísta, esa gente que está convencida que lo merece todo, es algo que me repugna tanto, la fiesta narcisista…

–…el Show de los Sueños y Aldo Miyashiro declarándosele a su mujer en televisión y abrazando al ‘Cholo’ Payet.

–Bueno, pues, eso es lo que también somos: no solo somos Vargas Llosa y Gastón Acurio, somos también Miyashiro y David. Pero a mí lo que me preocupa en el fondo es este proceso de ignorancia orgullosa y masiva que padece el Perú. En este momento es casi una señal de prestigio social ser ignorante. Es un país culturalmente en harapos, escindido, negado. Por eso la tentación de ser drástico es cotidiana en el Perú, o sea, ¿cómo se puede ser sereno, académico, esdrújulo, impasible, frente a esto?

–¿A quién pasarías por la daga?

–A la daga metafórica a casi todos los políticos, pero al primero que se me ocurre, sin ninguna saña, es a García, una suerte de descomunal decepción. Él pudo ser todo, y en realidad fue un hombre que quiso ser rico. En eso va a quedar: un hombre que quiso ser rico y lo logró, es un self-made man relativo, porque recibió mucha ayuda, desde luego.

–¿Qué te genera ternura?

–El dolor de los que no pueden hacer nada. La debilidad me inspira tanto como me repugna la arrogancia.

–Pero habrás pecado de arrogante en tu juventud.

–Si, por supuesto. Fui bastante arrogante, y creí que los caminos se abreviaban y las metas se acercaban y felizmente me di cuenta de que no, de que la meta era el horizonte, la ilusión, lo inalcanzable.

–¿Y cómo te diste cuenta?

–Bueno, quizás ahí sí te puedo decir que contraje un poco de sabiduría. Me di cuenta que entre mis expectativas y mis logros había una distancia insalvable que no podía allanar ni con el mayor de mis esfuerzos, y entonces sí, entendí que todo lo que puede considerarse éxito no es sino una suerte de fracaso diferido, aplazado, que de algún modo todas nuestras vidas terminan en una cierta melancolía, y al final de cuentas, pues, qué es la muerte si no una especie de crítica final, aplastante e irónica de lo que fuimos. Yo diría que merecemos morir. (Entrevista: Maribel de Paz)

jueves, 6 de octubre de 2011

Tres poemas de Juan Gonzalo Rosé (Perú, 1928-1983)


Cuarta canción
Yo me ahogo de cielo.
Mi corazón se inclina
Y las islas no llegan.
Dame tu mano entonces,
Quiero morir tocando
El extremo más dulce de la tierra
(Simple canción, Lima 1960)

Machu Picchu
Machu Picchu, dos veces
Me senté en tu ladera
para mirar mi vida.
Para mirar mi vida
Y no por contemplarte,
Porque necesitamos
Menos belleza, Padre,
Y más sabiduría.
(Informe al rey y otros libros secretos, Lima, 1967)

Ya estoy purificado, poesía
Ya estoy purificado, poesía.
Ya podemos mirarnos a los ojos
Como en la tarde de la luz aquella:
Yo jugaba la ronda entre chiquillos,
Y tus manos, temblando, me eligieron.
(Hallazgos y extravíos, Lima, 1968)


martes, 4 de octubre de 2011

El Estado Palestino

Creo que es conocido que este Blog apoya el reconocimiento de un Estado Palestino, como un acto de justicia y reivindicación respecto de un pueblo que ha sufrido y sufre las consecuencias de los hilos del poder y la prepotencia.

Hace unos días la Asamblea de las Naciones Unidas ha tratado de nuevo la posibilidad que Palestina se convierta en un Estado y pase a formar parte de la ONU, el presidente peruano Ollanta Humala ha apoyado la iniciativa y ha indicado, al igual que su predecesor Alan García, el expreso reconocimiento del Estado Palestino , sin embargo el presidente Obama – que a estas alturas se ha convertido en un triste y patético remedo de sus ofrecimientos y de su impotencia – ha opinado en contra de forma radical.

La democracia de la ONU es bastante cuestionable. Más de 130 países - a nivel global – han reconocido a Palestina como Estado, sin embargo el Consejo de Seguridad es la instancia que decide por el resto y está compuesto por 15 países, 5 permanentes (EUA, China, Inglaterra, Federación Rusa y Francia) y 10 no permanentes.

Aquí un texto de Eduardo Galeano que aparece en el “Libro de los Espejos” y que constituye una reflexión elemental para aquellos que aún no se explican cómo es posible que en pleno siglo XXI haya gente que reacciona como lo hace.

Guerras voraces. El Sáhara y Palestina (Eduardo Galeano) 
En 1975, el rey de Marruecos invadió la patria saharaui y expulsó a la mayoría de la población.

El Sáhara es, ahora, la última colonia de África.

Marruecos le niega el derecho de elegir su destino, y así confiesa que ha robado un país y que no tiene la menor intención de devolverlo.

Los saharauis, los hijos de las nubes, los perseguidores de la lluvia, están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia. Las Naciones Unidas les han dado la razón, mil y una veces, pero la independencia es más esquiva que el agua en el desierto.

Mil y una veces, también, las Naciones Unidas se han pronunciado contra la usurpación israelí de la patria palestina.

En 1948, la fundación del Estado de Israel implicó la expulsión de ochocientos mil palestinos. Los palestinos desalojados se llevaron las llaves de sus casas, como habían hecho, siglos antes, los judíos que España echó. Los judíos nunca pudieron volver a España. Los palestinos nunca pudieron volver a Palestina.

Los que se quedaron fueron condenados a vivir humillados en territorios que las continuas invasiones van encogiendo cada día.

Susan Abdallah, palestina, conoce la receta para fabricar un terrorista:

Despójelo de agua y de comida

Rodee su casa con armas de guerra.

Atáquelo por todos los medios y a todas las horas, especialmente en las noches.

Demuela su casa, arrase su tierra cultivada, mate a sus seres queridos, especialmente a los niños, o déjelos mutilados.

Felicitaciones: ha creado usted un ejército de hombres-bomba.