jueves, 26 de enero de 2012

La sangre de los otros también tiñe de rojo

Acabo de leer en un diario nacional, que la actriz Tatiana Astengo escribió en el Facebook una sentida carta respecto de la nueva amenaza de MOVADEF, grupo político vinculado a Sendero Luminoso, sangriento recuerdo de los años 80 y 90.

Hay muchos que escriben o declaran al respecto hoy en día, lo que me parece bien. Sendero fue una agrupación desestabilizadora y cruel, parte del espanto de este nuestro país que nunca ha dejado de ser un neonato.

Le tengo profundo desprecio a quienes quisieron, en base a la “lucha de clases”, destrozar un país que intentaba inquietar sus propias estructuras. Eran los años 80. Época de debates y cuestionamientos políticos, de intolerancia y mucha falta de respeto. Algún dirigente de “Tierra y Libertad” es ahora precursor de ideas democráticas aunque yo lo vi arrojando la violencia entre sus manos y luego ser gobernador del fujimorismo. Está bien, todos tenemos derecho a una segunda oportunidad (¿?). También acuso a cierto sector de la izquierda el no haber deslindado con claridad la solidaridad del terror.

Sin perjuicio de lo dicho antes, la Srta. Tatiana Astengo cree que el terrorismo estalló en el Perú el año 1992, con la bomba en las instalaciones de Frecuencia Latina y en el Jirón Tarata. Lamento comunicar a esta señorita – y a quienes creen como ella – que el dolor ya estaba impregnado en la sierra y la selva de nuestra nación desde mayo de 1980 (¿o antes?), y ese desconocimiento se convirtió en muchos casos, en el caldo de cultivo de la violencia. Algunas personas solo comenzaron a entender que el Perú se desangraba cuando la abominable luz de las explosiones aturdió sus rostros. Antes era guerra de “otros”.

Presumo que a mucha gente no le hará gracia lo que aquí digo, pero es un punto de vista que cada día se pierde más cuando nos llenamos la boca de “reconciliación” y dejamos de ver el “resto” de un país que anda orgulloso de su comida y avergonzado de sus hambrientos.


martes, 24 de enero de 2012

Entrevista a César Calvo Soriano

En la revista Caretas Nº1455, del 06/03/1997, se publicó una entrevista que el periodista Domingo Támariz Lucar hizo al poeta César Calvo, en la cual habla de su amistad con Chabuca Granda. Vale la pena leer esto…


Entrevista: DOMINGO TAMARIZ LUCAR, Caretas 1455, 1997.
CUENTAME de la primera vez que hablaste con Chabuca.
La conocí en casa de Mané Checa Solari. Había una reunión. Creo que estaba Szyszlo, creo que estaba Blanca Varela, César Durand. Y entonces estaba Chabuca Granda, guapísima, muy hermosa. Sería el año '61. Entonces yo me le acerqué intempestivamente, y le dije: Señora, yo me llamo César Calvo. Me miró medio desconcertada, como preguntando ¿qué?, y yo le dije, sabe, quiero que me disculpe una cosa, yo soy mitómano de profesión. Entonces me miró con terror. Yo ando diciendo que la canción Puente de los Suspiros, que usted acaba de dar a conocer me la dedicó a mí; que yo soy el poeta ahí que la espera en el puente. Yo en esa época vivía en el Puente de los Suspiros, en la bajada, en el 363. Chabuca estaba asustada. Yo quiero pedirle un favor, no me desmienta cuando le pregunten. Y ahí empezó una amistad que no ha terminado nunca.

¿Qué es lo que te cautivó de ella?
Mira ve. Un hombre que conoció a Chabuca y no se enamoró perdidamente de ella, no es hombre. Tiene que haberse enamorado de Chabuca. Todos los que la rodeábamos la seguimos amando; hombres, mujeres y patos, estamos enamorados de ella para siempre. Y Chabuca tuvo el suficiente tino de darse cuenta que conmigo iba a ser una pérdida de tiempo lo del romance. Nunca lo aceptó. Me rechazó. Me dijo que prefería mil veces ser mi amiga toda la vida y no ser mi amor eterno de un solo día.

¿Cómo se desenvolvió la amistad entre ustedes?
Esto nunca lo he contado. Al comienzo me mortificó, me dolió en mi vanidad, pero después comprendí que era una mujer, además de hermosa, sabia. Porque andando el tiempo me demostró que era mucho más positivo, más bello para nosotros, ser amigos, entrañablemente amigos, y no efímeramente eternos.

¿Cómo componía Chabuca?
De la manera más diferente siempre. Pero era perfecta. Cuando decía esto ya está, ésa era una obra perfecta. Yo soy testigo de su evolución, más literaria que musical. Porque musicalmente ella es un genio de nacimiento. Si recibió alguna influencia, creo que es la de Pablo Milanés, a quien escuchó por primera vez el año '66, y a partir de entonces se puede ver un cambio en la melodía de Chabuca. No sé si una influencia musical en Milanés, pero sí un cambio en la dirección hacia donde iba el viento de Milanés.
Cuando Chabuca lo escuchó, me dijo éste es un genio. ¿Quién es? Yo le dije que es un profesor cubano. ¿Qué edad tiene? Tendrá 23 años. Casi se desmaya. Este genio está haciendo lo que yo he querido hacer siempre: los lied, donde la melodía varía de una estrofa a otra, no se repite nunca, varía según la letra, según la intención. ¿Tienes una foto de él? Yo tenía en la maleta una foto de Pablo, donde me está acompañando en la guitarra, yo estoy cantando en La Habana.

No te creo.
Yo era cantor. El era mi guitarrista. Allí está la foto, Pablo está acompañándome y yo cantando. Y otra donde está Pablo sólo cantando en una reunión en casa de María Luisa Salsamet, actualmente directora de la Casa Las Américas. Y entonces saqué la foto de Pablo, y Chabuca la puso en un marco de plata.

Como poeta, ¿qué comentario te suscitan las letras de sus canciones?
Los últimos temas que yo escuché en Chabuca ya no necesitaban ninguna observación mía. Yo antes le sugería, suponte, el segundo verso no está correcto, no hay un mismo nivel entre el comienzo y el final. Y ella se empeñaba y cambiaba y cambiaba, hasta que yo opinaba que estaba bien todo. Confiaba mucho en mí, como compositor y poeta. Las últimas canciones que me mostró eran poemas perfectos. Como letras solas eran perfectas. Yo le decía no hay nada que tocar, ni una sola coma. Has llegado a la cima de la perfección. Eso fue tres años antes de morir.

Y la letra de ¿La Flor de la canela? Recuerdo que algunos deslenguados decían que en ella estaba la mano de Porras Barrenechea.
En esa época yo no la conocía a Chabuca. Yo no puedo darte fe. Pero tengo entendido que la letra y música es íntegramente suya. A Porras Barrenechea lo quería mucho. Tengo entendido que ella le mostraba sus letras. Chabuca tenía dos ídolos en su casa: Raúl Porras Barrenechea, su padre, papá de Chabuca, y luego Dios, a los cuales se sumó Pablo Milanés.

Tengo entendido que a Heraud le dedicó más de una canción. ¿Cómo explicas ese arrobamiento, digamos, esa exaltación, César?
Le dedicó diez canciones a Javier Heraud. No lo conoció nunca personalmente, eso es algo que hay que contar porque la gente cree que eran amigos. Lo conoció a través de mis recuerdos y de la presencia de Javier en mi vida y en mi obra. Ella, entre 1963-64, no compone nada, enmudeció. Hizo suyo el drama de Javier. Después de un año la genial Chabuca Granda volvió a romper a cantar. Pero ya era otra voz, con la consabida, digamos ideología, que es lo secundario en un poema pero que existe. Hizo entonces Las Buenas Flores de Javier y después El Fusil del Poeta es una Rosa. Luego una canción que se llama "Silencio" para ser cantada; Una Canoa en Puerto Maldonado. Hizo diez temas a Javier.

¿Cómo era Chabuca?
No sé, hermano. El otro día, hablando con Elsa María Elejalde y César Lévano, yo dije una cosa que sostendré siempre, no podemos hablar de las mujeres porque cada mujer es diferente de todas las demás, y es diferente de sí misma, cada mujer es un mitin, un montón de gente, que varía de un momento a otro. Yo tengo la suerte de que la memoria me sea visitada todos los días por algunas de las Chabucas que conocí. Y me alegra la memoria y me la llena de sol.

¿La acompañaste alguna vez a una gira al exterior?
Una vez, por ejemplo, partimos rumbo a Río de Janeiro. Presentamos una canción. Compartí la letra, hice algunos reparos, y ella me puso como coautor generosamente. En realidad, puse cuatro o cinco palabras, pero ella era muy delicada en eso. La letra se llama El Barco Ciego, y está registrada supongo, salvo error u omisión de los hijos. La presentamos al Festival Internacional de Río. Viajamos con Patricia Aspíllaga, que la interpretó. Patricia por su belleza no necesitaba hablar. Ella ganó un premio como la más bella intérprete del festival. Patty es una de las mujeres más bellas y generosas que he conocido.

O sea, acompañaste a Chabuca en más de una gira.
Si, hemos estado en Ecuador, en Buenos Aires, en Venezuela, allí es donde ella me presentó a Manzanero, que era muy adorador de Chabuca, y yo le presenté a un amigo mío que se llama Papillón. Chabuca quería conocerlo. Ya había presentado su novela, que fue un best seller. Cuando nos tomaban foto decía: yo soy el poeta Calvo y él es el delincuente. Desgraciadamente ningún fotógrafo avisado le tomó a Chabuca con Papillón.

¿Por qué te negaste a hablar de Chabuca durante tantos años?
Si antes no he querido hablar de muchas cosas de Chabuca es porque para mí era particularmente doloroso aceptar su muerte. Pero como el tiempo desgraciada y felizmente pasa con nosotros. Ahora yo puedo hablar de Chabuca como una maravillosa amiga que se ha ido de viaje y por el momento no está con nosotros.

¿Cómo la definirías?
¿Cómo se puede definir brevemente al Amazonas? Sabes cómo, zambulléndose en el río. Lamentablemente nunca me zambullí en Chabuca. Chabuca fue un río permanente que sigue arrollándome. No permitió que nadie se humedezca con sus lágrimas.

¿Cómo recibiste la noticia de su muerte?
Hasta ahora no la recibo. Alan García me llamó por teléfono. Me dijo ha muerto Chabuca, me dijo vamos juntos. ¡No, le dije, no voy a ninguna parte! No sé nada ni entiendo nada. Me fui a mi casa de Chaclacayo y me encerré. No vi a Chabuca muerta, no vi nada, ni la televisión, ni la radio. No sé nada, primera noticia la que me das.

¿Qué hiciste durante ese tiempo?
Me encerré. Me puse a leer, a escribir. Punto. No sé nada. Tú me acabas de dar una noticia que ahora tal vez pueda recibir sin dolor.

¿Desde cuándo ella manifestaba ese terrible mal?
Te doy un dato que nadie sabe. Meses después o dos años después de que Chabuca teórica y físicamente partió, me busca Alfredo Granda, que en esa época era presidente del directorio de Faucett, primo hermano de Chabuca. Me cuenta que él recibió un encargo de Chabuca horas antes de morir en Estados Unidos y que se olvidó o no supo dónde encontrarme. Te lo doy ahora me dice Alfredo. ¿Sabes qué pasó? Alfredo llegó a Miami y llamó al hotel donde habitualmente se aloja él y su hijo cuando estaban de paso por Miami, y pidió con Granda, o sea con su hijo, y la telefonista le dio Granda, con Chabuca, que estaba alojada en el hotel, por razones que la casualidad desconoce. Entonces Chabuca le dijo ¡Coco! En estos instantes estoy yendo al hospital, me van a operar dentro de unas horas. Justo a tiempo me llamas. Hazme un favor, apunta un teléfono. Es de la mamá de César Calvo. Dile a César que me despido de él. Entonces Antonio le dijo: no entiendo. El sí te va a entender. No te preocupes, dile que me despido de él... y colgó.

Premonitorio.
Fue su último... (la voz del poeta se torna inaudible).

Finalmente César, a Chabuca ¿cuál de sus canciones la halagaba más?
Yo creo que ella tenía pasión por todas sus canciones, como por todos sus hijos la misma pasión. A mí, especialmente te digo, la canción que me gusta más es Cantedurías. Cantero, cantera de cantedurías -(se pone a entonarlas). Cantero cantera de cantedurías -(canta con voz magníficamente modelada). Que si no me cantas ya no me cantedurías. (Hace un juego de palabras y dice:)
Todas las puertas cerradas, todas perdidas.
Todas las puertas cerradas, todas perdidas.
Todas las calles ajenas, sordas, todas sombrías.
Para picar la piedra, cantero, si está dormida.

miércoles, 18 de enero de 2012

Carta de Cortázar a la muerte del "Che"

El 9 de octubre de 1967 moría asesinado en Bolivia, Ernesto "Che" Guevara. Resulta ocioso señalar quién fue el “Che”, ahora aparece en banderas y símbolos de las barras muchos equipos del mundo (eso incluye al querido Cienciano del Cusco) .
20 días después del asesinato del llamado “Guerrillero de América”, el escritor argentino Julio Cortázar escribió la carta que a continuación alcanzo para vuestra lectura, que fue dirigida a Adelaida y Roberto Fernández Retamar.
La orfandad que se refleja en cada una de las palabras da cuenta de lo que en esa época, ya significaba.
Compartan el dolor y la ilusión que regala la utopía de un mundo mejor.
(Julio Cortázar, Cartas 1964-1968, Edición a cargo de Aurora Bernárdez, Tomo 2, Alfaguara / Biblioteca Cortázar, 2000).

París, 29 de octubre de 1967


Roberto, Adelaida, mis muy queridos:
Anoche volví a París desde Argel. Sólo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases.
Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que el silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié ese texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como si uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tú sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.

CHE


Yo tuve un hermano. No nos vimos nunca
Pero no importaba. Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.


No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,


mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.


Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,


Julio


viernes, 13 de enero de 2012

Poemas para el silencio (Jorge Eduardo Eielson)

Como un recuerdo silencioso, estas letras de Jorge Eduardo Eielson (Lima 13/04/1924, Milan 08/03/2006), nos confirman que  algunos genios a veces se hacen los muertos...

Último cuerpo

Cuando llega el momento llega y llega
Cada día el momento de sentarse humildemente
A defecar y una parte inútil de nosotros
Vuelve a la tierra
Todo parece más sencillo y mas cercano
Y hasta la misme luz de la luna
Es un anillo de oro
Que atraviesa el comedor y la cocina
Las estrellas se reúnen en el vientre
Y ya no duelen sino brillan simplemente
Los intestinos vuelven al abismo azul
En donde yacen los caballos
Y el tambor de nuestra infancia
Cuerpo melancólico

Si el corazón se nubla el corazón
La amapola de carne que adormece
Nuestra vida el brillo del dolor arroja
El cerebro en la sombra y riñones
Hígado intestinos y hasta los mismos labios
La nariz y las orejas se oscurecen
Los pies se vuelven esclavos
De las manos y los ojos se humedecen
El cuerpo entero padece
De una antigua enfermedad violeta
Cuyo nombre es melancolía y cuyo emblema
Es una silla vacía

Habitación en llamas

Perdido en un negro vals, oh siempre
Siempre entre mi sombra y la terrible
Limpieza de los astros, toco el centro
De un relámpago de seda, clamo
Entre las grandes flores vivas,
Ruedo entre las patas de los bueyes, desolado.
¡Oh círculos de cieno, abismos materiales!
¿He de prenderos fuego un día,
He de borrar el sol del cielo, el mar
Del agua? ¿O he de llorar acaso
Ante los fríos ciclos naturales, como ante un ciego,
Vasto, inútil teléfono descolgado?

lunes, 9 de enero de 2012

Letras de Sabina

Las letras de Sabina, son siempre precisas y ahora que Europa la pasa difícil, más precisas aún. Nosotros – como decía Mario Benedetti – desde aquí abajo, abajo, hemos aprendido a aprovechar el sol y los eclipses. Apenas parece que algo mejora, creemos que el paraíso se ha instalado en nuestro barrio (o nos hacen creer?). Así somos pues. Me quedo con la pregunta de Sabina... ya la ubicarán.


Las letras prometidas….

Capear el Temporal
1.
Capear el temporal a corto plazo
y, a medio plazo, ilustración en vena,
a largo plazo mueren las ballenas
en la playa del mar de los Sargazos.

Lo peor es seguir pagando a plazos
los ictus, los gerundios, las novenas,
lo mejor, al final de la faena,
compartir una copa y un abrazo.


Preferir la verdad a la mentira,
perseguir el bisonte de Altamira
que al horizonte mira preguntando.


La salud, si no entramos en detalles,
fantástica porque ando por las calles
manga por hombro, vivo y coleando.


2.
Malditos sean los economistas,
los talibanes del libre mercado,
las subprime, los hedge funds, los derivados,
Reagan, Thatcher, la bruja y el surfista.


¿Dónde carajo están los socialistas?
Wall Street nunca estuvo hipotecado
ni sus ejecutivos desahuciados
como el parado, el moro, el pensionista.


A la mierda los juegos malabares,
los mismos perros con otros collares
nos joden, nos racionan, nos camelan.

Sobran capos, gualtrapos, impostores,
el arcoíris tiene más colores,
Obama es gris, el negro era Mandela.



jueves, 5 de enero de 2012

Bienvenida al 2012 (Feliz Fin del Mundo)

Para pasar un año nuevo que no se circunscriba únicamente a las celebraciones habituales, como suele suceder en la mayoría de ocasiones, se me ocurrió pasar frente a alguna librería y decidí entrar. Para variar, terminé comprando libros que no fui a buscar, pero – debo decir – como casi siempre, fueron sorpresas agradables.

“El Joven Nostálgico” (Pedro Canelo, Editorial Estruendomudo, Julio de 2011), con su colorida tapa es un ejercicio del pasado y de las series de televisión de los años 80, época en la que muchos de nosotros pasábamos las horas que nos eran permitidas frente a la televisión y algunas series fueron a formar parte de nuestros recuerdos y nuestra cultura común… y claro, su música es desde entonces la banda sonora de nuestros corazones. Se recomienda a aquellos que cursaban primaria o secundaria en la década de los 80.

“Me Gustas Tú, Adolescentes en la Poesía Peruana” (Selección de Jorge Eslava y Eduardo Chirinos, Editorial Punto de Lectura, Enero de 2011), una antología de conocidos poetas peruanos, pero de cuando eran adolescentes. Encontramos a Javier Sologuren, César Calvo, Oquendo de Amat, Juan Gonzalo Rose, entre otros no menos importantes. Dulce apuesta para caer en cuenta que la adolescencia, las primeras heridas y el mundo por descubrir le otorgan a las letras de esos soñadores una suerte de crisálida mágica y nutritiva.

Borges decía “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”, de allí que me permito recomendar a los tienen la gentileza de leer este Blog, esos dos libros ya que sería un acto de egoísmo no hacer extensiva la sensación que provocan.

Punto aparte: Les cuento que me regalaron por navidad una agenda muy especial, adquirida especialmente para mi (esa es la idea de los regalos ¿no?) y es la Agenda de Joaquín Sabina 2012 (Visor Libros, Madrid). Es un encanto, tanto así que me da miedo escribir algo que entorpezca la exquisitez de lo impreso y que aparece con oportunidad y sabiduría para signarte cada uno de los días del año. Gracias a quien hizo del detalle un momento de ternura.
Gracias a Jorge Eslava, Eduardo Chirinos, Pedro Canelo y a ti, por hacerme enfrentar el cruel balance de fin de año con más poesía que pragmatismo. Dicho esto: Bienvenido 2012 (no me trates como el 2011).