martes, 26 de junio de 2012

Lo andino invisble (un post de Gustavo Faverón)


Un post de Gustavo Faverón, a propósito de la invisivilización del peruano ...

Lo Andino Invisible.

En el mundo de la Marca Perú, la cultura andina no es un espacio vivo ni un lugar pleno ni una construcción social: es un telón de fondo, una pieza decorativa. También la gente de los Andes es percibida así: estetizada, como si fueran cortinas, alfombras, árboles o ruinas. No creo que la foto (de Mario Testino) sea mala, como dicen otros: es una excelente composición, formalmente. Pero a algunos nos indigna porque es, después de todo, una notable expresión de una visión del mundo que es aberrante, porque deshumaniza a unos para glorificar a otros. El racismo de la foto es indiscutible, en verdad: después de todo, la composición misma está basada en el constraste, en la contraposición (entre lo sofisticado y lo arcaico, por ejemplo). La mujer que aparece en primer plano es virtualmente inexistente: anónima: su rostro está en la sombra porque su rol no es ser una persona sino parte del escenario. Las dos modelos juegan con las niñas como si las niñas fueran muñecas o huérfanas (¿quién es el adulto que las protege?). No, no es discutible si la foto es racista o no. Lo es, ésa es su lógica. Lo que es discutible es por qué esta foto solo indigna a unos cuantos.

miércoles, 13 de junio de 2012

Ismael Serrano... letras


Ismael Serrano es uno de los jóvenes cantautores  españoles que se han difundido con más intensidad y que, de manera absolutamente justa, se ha posicionado entre los favoritos de los que gustan de este tipo de canciones.
Para dejar en claro su gran vena poética… aquí una letras… una de poema y la otra de la canción “Todo empieza y todo acaba en ti”, de su más reciente producción.
Bueno provecho, soñador@s

Despierta
Despierta,
arranca las cortinas y vístete de calle,
que la vida te cubra como el agua fría la cara.
Ahora que mil corazones no resueltos,
cansados de tanta derrota,
agitan sus alas y gritan desde los acantilados,
ahora que las pieles brillan en las plazas
y la tarde arde sobre las espaldas de quienes preguntan,
has de despertar.

Despierta,
se la zarza incendiada que indica el camino,
que la vida es eterna en cinco minutos
y todo empieza y todo acaba en ti.
Basta de tristezas,
a veces la victoria puede ser hermosa,
como lo es la sonrisa última del que se despide,
como el monólogo secreto del niño que juega,
como el pequeño milagro que encierra el relámpago de tu carcajada.
Despierta,

te espera paciendo en el asfalto
una reata de pegasos,
nuevas constelaciones iluminan
la ruta de los navegantes extraviados
y los dormidos se levantan de las cunetas.

Despierta y trae la llama,
somos la herida abierta.
Todo empieza y todo acaba en ti.


Todo empieza y todo acaba en ti.
No voy a pedir perdón
por descubrir en ti la luz de mis latidos.
No he de pedir permiso
para adorar tu rostro dulce y ferozmente.
La gente nada sabe del amor
si no se reconoce en nuestros pasos.
Y al lado de la cama –más bien al pie–
espero a que esta aurora te despierte.
Que no espere mis disculpas, corazón.
Todo empieza y todo acaba en ti.

Y no te asustes mi amor,
si mi voz suena algo seria y definitiva.
La vida es una y una es la respuesta.
Mi piel se quema sin tu suave sombra.
Te nombran las ciudades que pisé
y en cada esquina encuentro tu acertijo.
Si vivo fue porque siempre esperé
para entregarte mi pecho desnudo.
El futuro me ha nombrado con tu voz.
En ti todo encuentra una razón.

Todo comienza en ti,
el resto de mi vida y la razón
de abrir cada ventana, la canción
que resuelve mis dudas, mi delirio y mi cura.
Y todo acaba en ti,
los besos, cada fiesta, la raíz
que bebe mis dolores, mi febril
costumbre de buscarte,
mis días y este hambre de ti,
de ti, de ti, de ti.

No voy a pedir perdón
por entregarme en cuerpo y alma a tus pecados.
Cansado de los subterfugios,
me sumo a tu motín sin ataduras.
Que envidien mi locura, corazón,
tú eres mi hogar y afuera me muero de frío.
Elijo regalarte mi canción
porque apareces en todos mis planes.
Me alumbraste y, renacido, creo en mí.
Todo en tu figura halla su fin.

Todo comienza en ti,
el resto de mi vida y la razón
de abrir cada ventana, la canción
que resuelve mis dudas, mi delirio y mi cura.
Y todo acaba en ti,
los besos, cada fiesta, la raíz
que bebe mis dolores, mi febril
costumbre de buscarte,
mis días y este hambre de ti,
de ti, de ti, de ti, de ti...