martes, 25 de agosto de 2009

Silvio Rodríguez / Concierto por la Paz en Cuba

A continuación publico una entrevista escrita de la BBC al cantautor cubano Silvio Rodríguez respecto al concierto del 20 de septiembre organizado por Juanes en la Plaza de Revolución de La Habana.
la organización de dicho concierto ha desatado la ira de varios personajes, algunos de ellos Gloria Estefan y Willy Chirino ya conocidos por su acalorada posición respecto del régimen cubano.

"No se nos deja vivir en paz"
El cantautor cubano Silvio Rodríguez opina en BBC Mundo sobre el polémico "Concierto por la Paz" propuesto por Juanes.
Silvio Rodríguez, uno de los más importantes cantautores de Cuba, participará en el concierto que Juanes realizará en La Habana el próximo 20 de septiembre.
Su identificación con los postulados de la Revolución Cubana lo sitúan en el centro de las críticas de quienes se oponen a tal evento.
El artista aceptó responder por escrito 10 preguntas de BBC Mundo sobre el tema.
¿Qué objetivo persiguen lograr?
Se trata de un concierto por la paz. Vi lo que hicieron en la frontera con Venezuela y me pareció positivo.
Mucho más porque se trataba de artistas que suelen moverse en un circuito de modas y canciones generalmente ajenas a los reclamos sociales.
De cierta forma parecía que estaban tomando conciencia de que el arte puede contribuir a mejorar el mundo.
¿Por qué en Cuba?
Según declaran los artistas que lo proponen, el concierto se hace aquí porque en Cuba no hay paz. Esta afirmación yo la reinterpreto porque Cuba es uno de los países más tranquilos del mundo.
Entonces creo que lo que quieren decir es que no se nos deja vivir en paz, como queremos, y visto así estoy muy de acuerdo con ellos.
¿Por qué elegir la Plaza de la Revolución y como consiguieron tan difícil permiso?
Juanes desea la Plaza de la Revolución porque allí está Martí, que es un símbolo admirable para todos los cubanos, o al menos para casi todos.
Yo creo que el permiso lo dieron porque el propósito es noble: hacer un concierto "blanco", como dice Juanes, sin ideologías, unificador, donde primen la comprensión y el amor por sobre cualquier otra cuestión.
¿El gobierno cubano vetó a alguno de los artistas que propusieron?
En la única reunión que estuve no escuché vetos, aunque sí preocupación por declaraciones muy subjetivas sobre la realidad cubana.
Digo subjetivas porque son personas que sólo conocen de Cuba lo horrendo que los enemigos de la Revolución cuentan, nunca han visitado a nuestro país.
Algunos exiliados sostienen que no puede haber un concierto apolítico si tú y Amaury participan.
Esa es una tesis de algunos ideólogos contrarrevolucionarios. Yo lo que veo es que quienes están tratando de politizar el concierto son ellos.
Y además de la forma más grosera posible. Pero si mi presencia fuera un obstáculo para que se dé el concierto, con mucho gusto cedo mi lugar a algo mejor. Es más: me atrevo proponer a "La Colmenita" (compañía teatral cubana conformada por niños).
Otros dicen oponerse porque también el gobierno prohíbe la entrada al país de artistas cubanos. ¿Qué opinas tú de estas prohibiciones de uno y otro lado?
Creo que una cosa es el concierto y otra las prohibiciones. También creo que mientras más tiempo pasa, cualquier prohibición, del lado que sea, se hace más insostenible.
Una exigencia irrespetuosa de las autoridades de cualquier país no puede esperar otra respuesta que el desdén.
Habría que ver qué pasa si un artista decide alguna vez visitarnos para constatar con sus propios ojos, y con su corazón, el drama y la alegría que se viven en Cuba a la vez. Yo no creo, y no deseo, que a alguien que venga con el legítimo deseo de informarse le cierren la frontera.
¿Es verdad que en Cuba está prohibido oír a Julio Iglesias, Willy Chirino, Celia Cruz, Gloria Stefan u Olga Guillot?
Yo también estuve prohibido y aquí estoy. No me dio la gana de dejarle el país a los cretinos.
Una cosa es lo que decide un gelatinoso director de emisiones y otra lo que es política nacional. Tú sabes bien que, al margen de la radio, el cubano escucha de todo y ningún aparato oficial se mete eso.
Si por mi fuera, aquí se escucharía de todo. Pero lo que no se suele expresar es que mucho pueblo cubano se indignaría al escuchar ofensas a sus líderes o a los ideales por los que viene luchando y padeciendo desde hace medio siglo.
¿Es la intolerancia una característica del cubano?
La intolerancia funciona de una forma con los prejuicios y de otra con los principios. Como idea general, la tolerancia es muy bonita y de hecho se ha convertido en una consigna occidental, pero recuerda que no es fácil tolerar lo que nos ofende en lo más profundo.
¿Es posible un dialogo entre los artistas que apoyan la Revolución y los que se declaran anticastristas en el extranjero?
Yo he sido capaz de trabajar y de convivir muchos años con personas que no piensan igual a mi; incluso he peleado contra la intolerancia burocrática para que esas personas ejerzan sus derechos ciudadanos.
Tengo familiares y amigos que se han ido; los quiero estén donde estén. Entre ellos hay trovadores, músicos y artistas que viven en Miami y en otros lugares del mundo.
Jamás he tenido problemas de diálogo con ellos. Por mi propia experiencia creo posible ese diálogo, siempre que lo presida la consideración al otro y que no haya ofensas. Habría que empezar por eso mismo: por eliminar tanto adjetivo infame y mucha mentira burda que anda en circulación.
¿Que piensas de los cubanos que boicotean el concierto desde Miami?
Reflejan el miedo a que se compruebe que el mito de la Cuba martirizada que han prefabricado se desmorone. Reflejan el miedo a que avancen las relaciones con Estados Unidos y se les esfume el negocio bien remunerado de algunos. Los cuatro gatos que comercian con el dolor de los cubanos y poseen el poder mediático tienen miedo de abrir puertas y ventanas. Y la mayoría deseamos que eso suceda, aunque implique riesgos.

jueves, 20 de agosto de 2009

Manifiesto de Tierra y Libertad

Aquí publico el Manifiesto emitido por el Movimiento Tierra y Libertad, liderado por el Padre Marco Arana y cuya propuesta es de necesario conocimiento:

Peruanas y peruanos de distintas partes del país hemos decidido unirnos en el Movimiento Tierra y Libertad para promover un nuevo Perú.

Queremos que la nuestra sea una tierra libre de opresión y desigualdad por clase, raza, género, religión y orientación sexual.

Libre de exclusión y explotación inhumana. Basta del abuso, por parte de los gobiernos y de los poderosos, a nuestra gente, a nuestra patria ya los medios que la naturaleza puso en nuestro territorio para que vivamos en común.

Queremos un país libre de autoritarismo y persecución a los líderes que defienden los derechos humanos, políticos, sociales y ecológicos. Un país pleno de libertades y democracia. También lo queremos libre de una política contaminada por la corrupción y los enemigos de la ética y la transparencia.

Ansiamos un país libre del arrasamiento de los derechos de los trabajadores. Nos indigna que el trabajo, si lo hay, sea cada vez más inseguro, insalubre y mal remunerado.

Deseamos que nuestra tierra se libere de las altas tasas de mortalidad por enfermedades evitables, así como del analfabetismo y de las deficiencias que hacen de la educación pública una estafa.

Propugnamos un país libre del centralismo y de la concentración del poder en Lima. Apostamos por el desarrollo de todas las regiones y provincias del Perú, donde están las mayores riquezas culturales y económicas.

Desde hace décadas nos hacen creer que el actual modelo de crecimiento económico está resolviendo estos problemas, pero lo que vemos es que los ricos tienen cada vez más, mientras que los sectores populares, los pequeños y medianos agricultores y miles de microempresarios que han trabajado toda su vida, ahora lo podrían perder todo, debido a la perversidad del modelo neoliberal imperante.

Este modelo llena los bolsillos de las grandes trasnacionales al costo de destruir irreversiblemente nuestros recursos de agua y biodiversidad de la Amazonía, la sierra y la costa, al afectar a los consumidores y al erario nacional.

El pueblo peruano está luchando contra esta situación. Logró recuperar la democracia y derrotar al terrorismo. Hoy los movimientos y organizaciones sociales se han ido recuperando y bregan por el cambio. Sin embargo es necesaria una mayor unificación y proyección política de estas luchas y avances.

La experiencia reciente en América Latina nos demuestra que son posibles las victorias de proyectos que buscan construir una sociedad que sea profundamente democrática, ambientalmente sostenible y socialmente equitativa.

Tierra y Libertad cree en la democracia y la participación como práctica del día a día. Se afirma en la diversidad como valor fundamental de la vida. Promueve y respeta la autonomía de los pueblos indígenas y postula su propia representación en el Estado.

Tierra y Libertad ve en la equidad de género una necesidad impostergable y la hace realidad cotidiana. Apuesta por la renovación política en todo sentido, y por el espíritu libertario y crítico que la juventud posee, así como la capacidad que las y los jóvenes tienen de aportar como protagonistas para la transformación del país.

Tierra y Libertad se une a todos los que en el mundo tratan de impedir que la crisis presente se descargue, una vez más, sobre los trabajadores y los pobres. Se suma a todos los que en el planeta están bregando en defensa del ambiente ahora en peligro. Se une a todos los que propugnan los derechos humanos universales, la paz y la relación armoniosa y de mutuo respeto entre todos los pueblos y culturas de la tierra.

Nuestro movimiento, finalmente, tiende la mano a todas las mujeres y hombres del país y los convoca a unirse para construir un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.

El símbolo palestino “la Kafia” ¿nueva moda?

¿Qué pueden tener en común Yasser Arafat, David Beckham y Marco Antonio???
Pues bien, sin más preámbulos lo decimos…. La Kuffiyeh, Kefia o Kafia, también llamada Hatta o simplemente “bufanda palestina” aunque en realidad es un pañuelo; ya que tanto el futbolista como el fallecido estilista han sido filmados y fotografiados portando tal indumento; en este caso dejamos a salvo a Arafat en atención a que fue él quien hizo mundialmente conocida la prenda en cuestión.
No pretendo que este post sea un tratado sobre moda (sería el menos autorizado y menos interesado a la vez), únicamente voy a desarrollar a modo de catarsis mi opinión respecto del uso extendido de la prenda mencionada ya que en la actualidad es común ver – sobre todo – a jóvenes portando el mentado pañuelo ya que, como dice la página de una tienda en internet que las vende en cantidades industriales “combina con todo tipo de ropa” (sic).
Pero en realidad qué es ésta prenda?
Es un pañolón que los hombres y mujeres del medio oriente, sobre todo de Arabia Saudita, Jordania, Siria e Irak, además de Palestina, usan en la cabeza y que ha adquirido una connotación cultural importante como símbolo de identidad. Su origen proviene de los pobladores rurales palestinos quienes lo usan (hasta la actualidad) como protector del sol por el día y del frío por las noches, cumple además una función importante protegiendo el rostro durante las tormentas de arena. Se sabe también que en 1965, Yasser Arafat en una de sus tantas huidas de la persecución del ejército israelí y cuando acababa de fundar el grupo Al Fatah, estableció su sede en Naplusa (Cisjordania), localidad de la cual se desplazaba a los campamentos de refugiados de la zona y preparaba las acciones bélicas de Al Fatah, ahora principal facción de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Arafat adoptó la "kafia" como un símbolo personal, y desde entonces se convirtió en la representación de la resistencia Palestina en contra de la ocupación israelí, claro que antes, en 1935, ya había sido impuesta a la población palestina masculina como prenda de uso obligatorio.
Existen tres tipos de “Kafia” (según tengo entendido): Blanco (todo blanco), y es característico de los países del Golfo; Negro y blanco, más característico de los países republicanos (como Siria y Palestina); y, Rojo y blanco, más característico de las monarquías (como Jordania); aunque no necesariamente esto es estricto.
El caso es que en los últimos tiempos y en diversas situaciones se puede observar a personas luciendo la prenda, entre ellos podemos mencionar al fallecido estilista peruano Marco Antonio Gallego y al mundialmente conocido futbolista y capitán de la selección inglesa David Beckham; aunque la pregunta es ¿las personas que portan dicha prenda conocen de la simbología de la misma?, es más ¿saben qué se están poniendo???
La respuesta a mi parecer es: la gran mayoría no.
Sin embargo, el presente comentario podría extenderse a otras simbologías ya sean ideológicas o culturales, como es el caso de la conocida imagen del “Che” en casi todas (sino en todas) las banderolas de los equipos de fútbol, ya sea de Argentina, México o Perú. El “Che” aparece en calcomanías de lujosos carros (si, aunque resulte irónico), en los polos que lucen jóvenes de todos los sexos, pero ante la pregunta de “¿sabes de quién se trata?” muy pocos responden con una salvable aproximación ya que la mayoría considera que se trata de un rockero argentino.
Estamos entonces ante un tema de símbolos culturales y/o ideológicos.
Hace algún tiempo cuando la actriz norteamericana de origen cubano Cameron Díaz (eso es lo más gracioso) visitó el Perú, se la vio paseando por las calles de Cusco (como parte de un reportaje para un canal de la tv extranjera) con un gorro maoísta y un morral de la misma característica, es decir, de color verde y luciendo una estrella roja. Horror! exclamaron desde los medios de comunicación escandalizados periodistas, increpando a la rubia la osadía de llevar prendas que a nuestra gente (a unos más que a otros) le recordaba los días de violencia social y a los integrantes de Sendero Luminoso. Está claro, esas prendas constituyen símbolos ideológicos, aunque la señorita confiaba en que eran inofensivas, ya que seguramente habían sido adquiridas en alguna boutique de Beverly Hills. Obviamente la ciudadana del norte terminó el incidente con sentidas disculpas para con el sufrido pueblo peruano.
Volviendo al tema palestino, se imaginan al esposo de la Spice Girl explicando acerca de su apoyo a la resistencia del pueblo palestino desde su residencia en Los Ángeles (donde juega para los Angeles Galaxy)?, ¿o es que el señor está bastante ocupado haciendo parrillas con su combativo amigo Tom Cruise y sus respectivas consortes?, no creo pues que haya tenido tiempo para ponerse a pensar acerca del “real” apoyo que Inglaterra brinda a Israel en complicidad con EUA y otros regímenes del orbe; tampoco creo que el finado estilista haya considerado a la matanza de fines del año 2008 y principios del 2009 como un tema que lo afecte a él ni a sus colegas Carlos Cacho o Koki Belaúnde.
El caso es que inclusive el uso de determinadas prendas identifican a quienes las usan, más aún cuando se trata de simbolismos que dan cuenta de luchas sacrificadas y de la necesaria solidaridad con esos grupos humanos, y ya que la moda empequeñece las mentes, es necesario tratar de encontrar el significado de lo que usamos, además éste es un consejo en aras de la salud tanto física como mental de quienes no se dan el “trabajo” de averiguar qué tienen encima, en tanto podrían ser pasibles de una agresión por parte de grupos (que existen en todas partes) cuyo desacuerdo con las causas como la palestina es abierta y harto violenta.
Finalmente, creo que el uso de la “Kafia” es positivo cuando se trata de mostrar la solidaridad de ciudadanos de un lejano y golpeado país como el Perú con la causa palestina (eso le otorga un valor agregado), por el cese de los bombardeos e intervenciones en Cisjordania y Gaza, la recuperación de sus tierras, el ingreso libre a Jerusalem y el reconocimiento de su existencia por todos los países del planeta. Y a ver si los intentos por la paz dan resultado alguna vez ¿ya es hora no?.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Un artículo de César Hildebrandt - Fujimori en el Paraíso -

Hace un tiempo se publicó en el diario "La Primera" el artículo que a continuación transcribo, pertenece al columnista de dicho tabloide, César Hidebrandt y considero que es necesario reflexionar respecto de lo que allí se dice, sobre todo para no caer - de nuevo - en ése mal nacional que es el olvido.

Fujimori en el paraíso (César Hildebrandt)

Escucho a Alberto Fujimori describir su paraíso de opio y compruebo que gente como él sólo puede prosperar en un país que tiene a un 40 por ciento de ciudadanos a los que les da lo mismo –lo dicen reiteradas encuestas- si los rige una democracia o una dictadura.

O sea que en el Perú hay un 40 por ciento de ciudadanos que casi aspiran a no ser ciudadanos y que quieren ser, a veces con fervor, vasallos tristes y alegres siervos de la gleba.

Detrás del fujimorismo está la capacidad de sumisión y la arrolladora ignorancia que lastiman el alma del Perú.

Escucho a Fujimori y me digo que si hubiera géiseres de cinismo sonarían como su voz.

Habla de coraje el hombre al que le temblaba la voz cuando se dirigió a buscar refugio en la embajada del Japón la noche del fallido golpe del general Salinas Sedó.

Habla de honor el hombre que emputeció a la Fuerza Armada, hizo del Congreso un chiquero, suprimió el orden constitucional, desconoció su firma y hasta su huella digital con tal de no pagarle una deuda a la madre de sus hijos.

Habla de orgullo de sí mismo el sujeto que quiso ser senador japonés para obtener la inmunidad que lo librara del alcance de la ley.

Habla de responsabilidad el hombre que llenó 45 maletas de videos, dinero y botines diversos, tomó el avión presidencial y pasó de Brunei a Tokio, donde pidió asilo y desde donde renunció por fax a la presidencia de la República.

Habla de amor por la patria el jefe de una banda que saqueó las cuentas del tesoro público por un valor que los más conservadores estiman en dos mil millones de dólares.

Habla del veredicto de la historia el sujeto que estaba pescando en Iquitos cuando la policía de la Dincote, sin ninguna ayuda de Montesinos, capturó a Abimael Guzmán, el hombre que huyó del país tras descubrirse cómo es que Montesinos compraba esos congresistas que hoy deben estar frotándose las manos.

Qué patético pobre diablo es Fujimori. Se atribuye todos los poderes para las cosas que salieron bien y se pinta como un presidente disminuido, desinformado e irresponsable cuando le mencionan los asesinatos que cometían los criminales a los que él felicitaba, ascendía y amnistiaba.

“Yo era comandante de la Fuerza Armada en el sentido en que un entrenador de fútbol comanda al equipo”, dijo ayer destilando la esencia de su legendaria cobardía.

O sea que debemos alabarlo por haber “comandado” las fuerzas armadas que derrotaron al senderismo, pero debemos exonerarlo de toda responsabilidad cuando esas mismas fuerzas armadas mataban ancianos, niños y mujeres en las alturas de Ayacucho.

Debemos agradecerle el haber sacado al país de la crisis económica en la que nos hundió Alan García –quien hizo tanto para que Fujimori lo sucediera-, pero tenemos que olvidar que con él todos los derechos del trabajador fueron abolidos, todo asomo de equidad fue perseguido, toda corrupción en el proceso de las privatizaciones fue posible.

Tenemos que decirle gracias por la paz con Ecuador –Tiwinza incluida, derechos de navegación ecuatorianos en ríos peruanos incluidos- pero no podemos recordarle su repugnante papel en la derrota peruana del Cenepa, cuando nuestros soldados carecían de logística, comunicaciones y, en muchos casos, de rancho y de zapatos.

Debemos ser gratos con su régimen porque “refundó el país” (Fujimori dixit), pero tenemos que olvidarnos de que quince de sus ministros o están presos o están con orden de captura por ladrones.

Debemos ser fujimoristas por las escuelas que sembró el Fonades, pero no debemos evocar la prensa inmunda que él creó para ensuciar a sus adversarios y, seguramente, “elevar el nivel cultural”.

Este demócrata que cerró el Congreso, este honrado que permitió la rapiña más grande de la que se tenga noticia, este ciudadano ejemplar que convirtió a un edecán en fiscal para entrar a robar maletas en la casa de Trinidad Becerra, este hombre decente que tuvo como socio a Montesinos, este estadista al que defienden sujetos como Saravá, este ángel que vivió entre alimañas, este hombre ejemplar que dio un golpe de Estado cuando su esposa, en un rapto de bendita locura, denunció los asaltos de la hermana Rosa y del cuñado Aritomi a la caja de Apenkai, este probo encubridor de Miyagusuku, esta vergüenza que grita lo que lee y juega con la voluntad de olvidar de los peruanos, este señor Fujimori, en suma, sigue siendo exactamente el mismo miserable que la miseria moral adora y hace suyo.

El secreto de Fujimori es que ha convertido en socialmente exitosos los peores vicios de la “peruanidad”: la crueldad en el tumulto, el cinismo como método y, sobre todo, la cobardía elevada a la categoría de función vital.

El triunfo de Keiko Fujimori, de darse, será el resumen vistoso de la tragicomedia nacional y una prueba de que hay países económicamente pujantes y moralmente inviables.

Amiguitos, amiguitos

La amistad es esencial para discurrir por el mundo con menos tormentos que aquellos que por sí mismo nos tiene reservados, para esto el peruano (generalidad facilista con gran posibilidad de error) es básicamente “amiguero”, de allí la interrogante ¿nuestros patas son también nuestros amigos y viceversa?

Entonces tenemos:

Pata: (sust.) Alto grado de amistad. Aníbal es mi pata desde el colegio.(http://americanismos.com/ejemplos-de-peruanismos)

Dicho esto, podemos considerar que por más amigueros que seamos, no a todas las personas que conocemos consideramos “patas” en el estricto entendido del término.

Supongo (presunción irreverentemente ignorante) que el término “pata” viene de las extremidades y de la importancia que éstas, además de la posibilidad que su falta genera.

Ahora bien:

amigo, ga.-(Del lat. amīcus) Adj. Que tiene amistad. U. t. c. s. U. como tratamiento afectuoso, aunque no haya verdadera amistad. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Vigésima Segunda Edición).

Tomando en cuenta la definición de la Real Academia de la Lengua Española, ahora sí estamos en problemas, ya que se establece que “amigo” es aquel a quien llamamos como tal “aunque no haya verdadera amistad”.

Aquí vamos de nuevo:

amistad.- (Del lat. *amicĭtas, -ātis, por amicitĭa, amistad). Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Vigésima Segunda Edición).

Estamos mejorando ¿no?

Bueno, bueno, independientemente de las disquisiciones académicas…

No siempre la amistad de infancia, de colegio, de universidad o trabajo, perdura – como dice mi maestro Máximo Paredes –“la convivencia obligatoria es lo más parecido a la amistad, aunque no es la amistad”, es decir, hay momentos en la vida que nos toca compartir nuestros días con determinadas personas, al ser seres sociales por naturaleza (excepto algunos no tan sociales como es mi caso), terminamos compartiendo aspectos personales que nos genera un dependencia emocional basada en la rutina. A este respecto, debo decir, es necesario dejar en claro que existen gratas excepciones, como si la vida hubiese utilizado como pretexto el trabajo o la universidad (o el colegio) para perpetuar un abrazo emocionado.

Cuando uno se encuentra con algunas personas, después de muchos años, en realidad nos volvemos a “presentar” entre dos (o más) desconocidos, el agua bajo el puente transcurrió y lo sigue haciendo veloz e indiscutiblemente. Arrugas más o arrugas menos, los ojos han cambiado su brillo y, en algunos casos, hasta lo han perdido. Quién sabe con qué cansadas cicatrices vamos al encuentro del pasado.

Bueno, todo lo que venimos señalando no es otra cosa que un pretexto para celebrar la amistad que tenemos con aquellas personas que nos hacen falta, con quienes contamos cuando las cosas no salen bien o con quienes también contamos cuando esas mismas cosas sí nos salen bien, aquellas personas cuyas alegrías nos alegran y cuyas tristezas nos entristecen.

Por todo eso es oportuno citar a Jorge Guillén (Valladolid, 18 de enero de 1893 - Málaga, 6 de febrero de 1984), poeta español perteneciente a la Generación del 27 junto con Federico García Lorca, Rafael Alberti, León Felipe, entre otros… que escribió:

LOS AMIGOS
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
¡Humanos, libres, lentamente ociosos!
Un amor que no jura ni promete
Reunirá a unos hombres en el aire,
Con el aire salvándose. Palabras
Quieren, sólo palabras y una orilla:
Esos recodos verdes frente al verde
Sereno, claro, general del río.
¡Cómo resbalarán sobre las horas
la vacación, el alma, los tesoros!


Espero no sea cuestión de suerte, pero hasta hoy la vida me ha permitido cultivar la amistad, la misma que felizmente no es masiva - a esta edad es selectiva y de una exquisitez palaciega -, sin embargo viene de varios años atrás, me trae recuerdos y me ayuda a enfrentar el futuro, pero sobre todo me hace valorar el presente formando parte de esos “más de cien motivos / para no cortarse de un tajo las venas” como dice Sabina.

Este post está dedicado a ustedes.

PD. Hay una canción que habla de los recuerdos y cuya letra es un poema enorme a la nostalgia y a los agradecimientos que siempre hay que hacer llegar a quienes nos quieren. (Sigo en deuda por lo de las fotos y la música, pero espero cantar esta canción a los que vayan a la Oveja Negra (Cusco) a partir de la segunda quincena de septiembre).

Los recuerdos
(Joan Manuel Serrat)
Los recuerdos suelen
contarte mentiras.
Se amoldan al viento,
amañan la historia;
por aquí se encogen,
por allá se estiran,
se tiñen de gloria,
se bañan en lodo,
se endulzan, se amargan
a nuestro acomodo,
según nos convenga;
porque antes que nada
y a pesar de todo
hay que sobrevivir.

Recuerdos que volaron lejos
o que los armarios encierran;
cuando está por cambiar el tiempo,
como las heridas de guerra,
vuelven a dolernos de nuevo.

Los recuerdos tienen
un perfume frágil
que les acompaña
por toda la vida
y tatuado a fuego
llevan en la frente
un día cualquiera,
un nombre corriente
con el que caminan
con paso doliente,
arriba y abajo,
húmedas aceras
canturreando siempre
la misma canción.

Y por más que tiempos felices
saquen a pasear de la mano,
los recuerdos suelen ser tristes
hijos, como son, del pasado,
de aquello que fue y ya no existe.

Pero los recuerdos
desnudos de adornos,
limpios de nostalgias,
cuando solo queda
la memoria pura,
el olor sin rostro,
el color sin nombre,
sin encarnadura,
son el esqueleto
sobre el que construimos
todo lo que somos,
aquello que fuimos
y lo que quisimos
y no pudo ser.

Después, inflexible, el olvido
irá carcomiendo la historia;
y aquellos que nos han querido
restaurarán nuestra memoria
a su gusto y a su medida
con recuerdos
de sus vidas.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Algo de Mario Benedetti

En realidad quería, en algún momento, escribir un post como un modesto homenaje a Mario Benedetti, ése viejo uruguayo que se convirtió en un paisano más desde la geografía del corazón. Me desanimó la cantidad de homenajes que desde el día de su muerte recibió, lo que es bueno, pero debo comentar con sinceridad que a Benedetti le pasa lo mismo que le ocurre a Silvio Rodríguez, es decir, algunos dicen ser fieles seguidores de su producción, enarbolan su material estético, sin embargo consideran que conceptos de igualdad o solidaridad son "material subversivo" y que Fujimori fue el mejor presidente que tuvo el Perú.
Sin perjuicio de lo que más adelante pueda escribir respecto a estos temas, les hago llegar este pequeño cuento de Mario Benedetti que espero les guste.

Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre de 1920 - 17 de mayo de 2009)
LOS ASTROS Y VOS
(Con y sin nostalgia, 1977)
HIJO DE UN maestro primario y de una costurera; delgado, de buena estatura, ojos oscuros y manos suaves, podía haber pasado por un habitante promedio de Rosales, ese pueblito aséptico, alfabetizado e industrioso, con su destino más visible ligado a dos fábricas (poderosas, humeantes, cuadradas) de capital extranjero. Oliva era comisario como pudo haber sido albañil o bancario, es decir no por vocación sino por azar. Por otra parte, durante largos años la policía casi no había tenido sentido en la vida cotidiana de Rosales, ya que allí nadie delinquía. El último crimen, un recuerdo que tenía por lo menos veinte años, había sido un típico crimen de amor: el almacenero don Estévez había matado a su mujer, enferma de un cáncer incurable, nada más que para ahorrarle las últimas semanas de insoportable agonía. Alguna que otra noche asomaban en la plaza, dignificada por la iglesia y la jefatura, dos o tres alcohólicos moderados, pero la policía nunca intervenía porque esos tipos tenían la borrachera alegre y se limitaban a entonar viejas milongas o a rememorar un evangelio de chistes que ellos creían indiscutiblemente procaces y que en realidad eran de una inocencia casi adolescente.
El comisario frecuentaba el café, donde jugaba a la generala con el dentista o el boticario, y a veces hasta aparecía por el Club, donde discutía amigablemente con el periodista Arroyo sobre deportes y política internacional. En rigor, la especialidad periodística de Arroyo no eran ni los deportes ni la política internacional, sino la sabia, escurridiza astrología, pero en su diaria sección de horóscopos ("Los astros y vos") hacía a menudo referencias muy concretas y muy verificables sobre distintos matices de un futuro presumiblemente cercano. Y eran matices en tres zonas: la internacional, la nacional y la pueblerina. Tantos aciertos se había anotado en los tres órdenes, que su sección astrológica en La Espina de Rosales (diario de la mañana) era consultada con atención y respeto no sólo por las mujeres sino por todos los rosaleros.
Quizá valga la pena aclarar que el nombre del pueblo no era —ni es— Rosales. Aquí se lo adopta sólo por razones de seguridad. En el Uruguay de hoy no sólo las personas, los grupos políticos o los sindicatos, han ido pasando a la ilegalidad; también hay barrios y pueblos y villas, que se han vuelto clandestinos.
Es a partir del golpe del ’73 que el comisario Oliva sufre una radical transformación. El primer cambio visible fue en su aspecto externo: antes no usaba casi nunca el uniforme, y en verano se le veía a menudo en mangas de camisa. Ahora el uniforme y él eran inseparables. Y ello había dado a su rostro, a su postura, a su paso, a sus órdenes, una rigidez y un autoritarismo que un año atrás habrían sido absolutamente inverosímiles. Además había engordado (según los rosaleros, se había "achanchado") rápida e inconteniblemente.
Al principio, Arroyo miraba aquel cambio con cierta incredulidad, como si creyera que el comisario estaba simplemente desarrollando un gran simulacro. Pero la noche en que mandó detener a los tres borrachitos de rigor por “desórdenes y vejámenes al pudor”, cuando la verdad era que habían cantado y contado como siempre, esa noche Arroyo comprendió que la transformación iba en serio. Y al día siguiente las columnas de "Los astros y vos" comenzaron a expresar un pronóstico sombrío para el futuro cercano y rosalero.
El único liceo del pueblo tuvo por primera vez un paro estudiantil. Al igual que en otras localidades del Interior, asistían al liceo jóvenes de muy desparejadas edades: unos eran casi niños y otros eran casi hombres. En este paro inaugural, los muchachos protestaron contra el golpe, contra el cierre del parlamento, contra la clausura de sindicatos, contra las torturas. Totalmente desprevenidos con respecto al cambio operado en Oliva, desfilaron con pancartas alrededor de la plaza, y antes de concluir la segunda vuelta, ya fueron detenidos. Todavía los policías le pidieron disculpas (algunos eran tíos o padrinos de los “revoltosos”), agregando a nivel de susurro, entre crítico y temeroso, que eran “cosas de Oliva”. De los sesenta detenidos, antes de las veinticuatro horas el comisario soltó a cincuenta, no sin antes propinarles una larga filípica, en el curso de la cual dijo, entre otras cosas, que no iba a tolerar “que ningún mocoso lo llamara fascista”. A los diez restantes (los únicos mayores de edad) los retuvo en la comisaría, incomunicados. A la madrugada se oyeron claramente quejidos, pedidos de auxilio, gritos desgarradores. A los padres (y sobre todo a las madres) les costó convencerse de que en la comisaría estaban torturando a sus muchachos. Pero se convencieron.
Al día siguiente, Arroyo se puso aún más sombrío en su anuncio astrológico. Soltó frases como éstas: "Alguien acudirá a siniestras formas represivas destinadas a arruinar la vida de Rosales, y eso costará sangre, pero a la larga fracasará." En el pueblo sólo había un abogado que ejercía su profesión, y los padres acudieron a él para que defendiera a los diez jóvenes, pero cuando el doctor Borja se lanzó a la búsqueda del juez, se encontró con que éste también estaba preso. Era ridículo, pero además era cierto. Entonces se armó de valor y se presentó en la comisaría, pero no bien mencionó palabras como habeas corpus, derecho de huelga, etc., el comisario lo hizo expulsar del recinto policial. El abogado decidió entonces viajar a la capital; no obstante, y a fin de que los padres no concibieran demasiadas esperanzas, les adelantó que lo más probable era que en Montevideo apoyaran a Oliva. Por supuesto, el doctor Borja no regresó, y varios meses después los vecinos de Rosales empezaron a enviarle cigarrillos al penal de Punta Carretas. Arroyo pronosticó: “Se acerca la hora de la sinrazón. El odio comenzará a incubarse en las almas buenas.”
Sobrevino entonces el episodio del baile, algo fuera de serie en los anales del pueblo. Una de las fábricas había construido un Centro Social para uso de sus obreros y empleados. Lo había hecho con el secreto fin de neutralizar las eventuales rebeldías laborales, pero hay que reconocer que el Centro Social era usado por todo Rosales. Los sábados de noche la juventud, y también la gente madura, concurrían allí para charlar y bailar. Los bailes de los sábados eran probablemente el hecho comunitario más importante. En el Centro Social se ponían al día los chismes de la semana, arrancaban allí los futuros noviazgos, se organizaban los bautizos, se formalizaban las bodas, se ajustaba la nómina de enfermos y convalecientes. En la época anterior al golpe, Oliva había concurrido con asiduidad. Todos lo consideraban un vecino más. Y en realidad lo era. Pero después de la transformación, el comisario se había parapetado en su despacho (la mayoría de las noches dormía en la comisaría, “en acto de servicio”) y ya no iba al café, ni concurría al Club (su distanciamiento con Arroyo era ostensible) ni menos aún al Centro Social. Sin embargo, ese sábado apareció, con escolta y sin aviso. La pobrecita orquesta se desarmó en una carraspera del bandoneón, y las parejas que bailaban se quedaron inmóviles, sin siquiera desabrazarse, como una caja de música a la que de pronto se le hubiese estropeado el mecanismo.
Cuando Oliva preguntó “¿Quién de las mujeres quiere bailar conmigo?”, todos se dieron cuenta de que estaba borracho. Nadie respondió. Dos veces más hizo la pregunta y tampoco respondió nadie. El silencio era tan compacto que todos (policías, músicos y vecinos) pudieron escuchar el canto no comprometido de un gallo. Entonces Oliva, seguido por sus capangas, se acercó a Claudia Oribe, sentada con su marido en un banco junto al ventanal. En el sexto mes de su primer embarazo, Claudia (rubia, simpática, joven, bastante animosa) se sentía pesada y se movía con extrema cautela, ya que el médico la había prevenido contra los riesgos de un aborto.
“¿Querés bailar?”, preguntó el comisario, tuteándola por primera vez y tomándola de un brazo. Aníbal, el marido, obrero de la construcción, se puso de pie, pálido y crispado. Pero Claudia se apresuró a responder: “No, señor, no puedo.” “Pues conmigo vas a poder”, dijo Oliva. Aníbal gritó entonces: “¿No ve la barriga que tiene? Déjela tranquila, ¿quiere?” “No es con vos que estoy hablando”, dijo Oliva. “Es con ella, y ella va a bailar conmigo.” Aníbal se le fue encima, pero tres de los capangas lo sujetaron. “Llévenselo”, ordenó Oliva. Y se lo llevaron. Rodeó con su brazo uniformado la deformada cintura de la encinta, hizo con la ceja una señal a la orquesta, y cuando ésta reinició desafinadamente la queja interrumpida, arrastró a Claudia hasta la pista. Era evidente que a la muchacha le faltaba el aire, pero nadie se animaba a intervenir, entre otras contundentes razones porque los custodias sacaron a ventilar sus armas. La pareja bailó sin interrupción tres tangos, dos boleros y una rumba. Al término de ésta, y con Claudia a punto de desmayarse, Oliva la trajo otra vez hasta el banco, dijo:“¿Viste cómo podías?”, y se fue. Esa misma noche Claudia Oribe abortó.
El marido estuvo incomunicado durante varios meses. Oliva disfrutó encargándose personalmente de los interrogatorios. Aprovechando que el médico de los Oribe era primo hermano de un Subsecretario, una delegación de notables, presidida por el facultativo, fue a la capital para entrevistarse con el jerarca. Pero éste se limitó a aconsejar: “Me parece mejor no mover este asunto. Oliva es hombre de confianza del gobierno. Si ustedes insisten en una reparación, o en que lo sancionen, él va a comenzar a vengarse. Estos son tiempos de quedarse tranquilo y esperar. Fíjense en lo que yo mismo hago. Espero ¿no?”
Pero allá en Rosales, Arroyo no se conformó con esperar. A partir de ese episodio, su campaña fue sistemática. Un lunes, la columna “Los astros y vos” expresó en su pronóstico para Rosales: “Pronto llegará la hora en que alguien pague.” El miércoles añadió: “Negras perspectivas para quien hace alarde de la fuerza ante los débiles”. El jueves: “El autoritario va a sucumbir y lo merece.” Y el viernes: “Los astros anuncian inexorablemente el fin del aprendiz. Del aprendiz de déspota.”
El sábado, Oliva, concurrió en persona a la redacción de La Espina de Rosales. Arroyo no estaba. Entonces decidió ir a buscarlo a la casa. Antes de llegar les dijo a los custodias: “Déjenme solo. Para entenderme con este maricón hijo de puta, yo me basto y me sobro.” Cuando Arroyo abrió la puerta, Oliva lo empujó con violencia y entró sin hablarle. Arroyo no perdió pie, y tampoco pareció sorprendido. Se limitó a tomar cierta distancia del comisario y entró en la única habitación que daba al zaguán y que oficiaba de estudio. Oliva fue tras él. Pálido y con los labios apretados, el periodista se situó detrás de una mesa con cajones. Pero no se sentó.
—¿Así que los astros anuncian mi fin?
—Sí —dijo Arroyo—. Yo no tengo la culpa. Son ellos que lo anuncian.
—¿Sabés una cosa? Además de hijo de puta, sos un mentiroso.
—No estoy de acuerdo, comisario.
—¿Y sabés otra cosa? Ahora mismo te vas a sentar ahí y vas a escribir el artículo de mañana.
—Mañana es domingo y no sale el diario.
—Bueno, el del lunes. Y vas a poner que los astros dicen que el aprendiz de déspota va a vivir muchos años. Y que los va a vivir con suerte y con salud.
—Pero los astros no dicen eso, comisario.
—¡Me cago en los astros! Vas a escribirlo. ¡Y ahora mismo!
El movimiento de Arroyo fue tan rápido que Oliva no pudo ni siquiera intentar una defensa o un esquive. Fue un solo disparo, pero a quemarropa. Ante los ojos abiertos y estupefactos de Oliva derrumbándose, Arroyo agregó con calma:
—Los astros nunca mienten, comisario.