miércoles, 12 de agosto de 2009

Amiguitos, amiguitos

La amistad es esencial para discurrir por el mundo con menos tormentos que aquellos que por sí mismo nos tiene reservados, para esto el peruano (generalidad facilista con gran posibilidad de error) es básicamente “amiguero”, de allí la interrogante ¿nuestros patas son también nuestros amigos y viceversa?

Entonces tenemos:

Pata: (sust.) Alto grado de amistad. Aníbal es mi pata desde el colegio.(http://americanismos.com/ejemplos-de-peruanismos)

Dicho esto, podemos considerar que por más amigueros que seamos, no a todas las personas que conocemos consideramos “patas” en el estricto entendido del término.

Supongo (presunción irreverentemente ignorante) que el término “pata” viene de las extremidades y de la importancia que éstas, además de la posibilidad que su falta genera.

Ahora bien:

amigo, ga.-(Del lat. amīcus) Adj. Que tiene amistad. U. t. c. s. U. como tratamiento afectuoso, aunque no haya verdadera amistad. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Vigésima Segunda Edición).

Tomando en cuenta la definición de la Real Academia de la Lengua Española, ahora sí estamos en problemas, ya que se establece que “amigo” es aquel a quien llamamos como tal “aunque no haya verdadera amistad”.

Aquí vamos de nuevo:

amistad.- (Del lat. *amicĭtas, -ātis, por amicitĭa, amistad). Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Vigésima Segunda Edición).

Estamos mejorando ¿no?

Bueno, bueno, independientemente de las disquisiciones académicas…

No siempre la amistad de infancia, de colegio, de universidad o trabajo, perdura – como dice mi maestro Máximo Paredes –“la convivencia obligatoria es lo más parecido a la amistad, aunque no es la amistad”, es decir, hay momentos en la vida que nos toca compartir nuestros días con determinadas personas, al ser seres sociales por naturaleza (excepto algunos no tan sociales como es mi caso), terminamos compartiendo aspectos personales que nos genera un dependencia emocional basada en la rutina. A este respecto, debo decir, es necesario dejar en claro que existen gratas excepciones, como si la vida hubiese utilizado como pretexto el trabajo o la universidad (o el colegio) para perpetuar un abrazo emocionado.

Cuando uno se encuentra con algunas personas, después de muchos años, en realidad nos volvemos a “presentar” entre dos (o más) desconocidos, el agua bajo el puente transcurrió y lo sigue haciendo veloz e indiscutiblemente. Arrugas más o arrugas menos, los ojos han cambiado su brillo y, en algunos casos, hasta lo han perdido. Quién sabe con qué cansadas cicatrices vamos al encuentro del pasado.

Bueno, todo lo que venimos señalando no es otra cosa que un pretexto para celebrar la amistad que tenemos con aquellas personas que nos hacen falta, con quienes contamos cuando las cosas no salen bien o con quienes también contamos cuando esas mismas cosas sí nos salen bien, aquellas personas cuyas alegrías nos alegran y cuyas tristezas nos entristecen.

Por todo eso es oportuno citar a Jorge Guillén (Valladolid, 18 de enero de 1893 - Málaga, 6 de febrero de 1984), poeta español perteneciente a la Generación del 27 junto con Federico García Lorca, Rafael Alberti, León Felipe, entre otros… que escribió:

LOS AMIGOS
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
¡Humanos, libres, lentamente ociosos!
Un amor que no jura ni promete
Reunirá a unos hombres en el aire,
Con el aire salvándose. Palabras
Quieren, sólo palabras y una orilla:
Esos recodos verdes frente al verde
Sereno, claro, general del río.
¡Cómo resbalarán sobre las horas
la vacación, el alma, los tesoros!


Espero no sea cuestión de suerte, pero hasta hoy la vida me ha permitido cultivar la amistad, la misma que felizmente no es masiva - a esta edad es selectiva y de una exquisitez palaciega -, sin embargo viene de varios años atrás, me trae recuerdos y me ayuda a enfrentar el futuro, pero sobre todo me hace valorar el presente formando parte de esos “más de cien motivos / para no cortarse de un tajo las venas” como dice Sabina.

Este post está dedicado a ustedes.

PD. Hay una canción que habla de los recuerdos y cuya letra es un poema enorme a la nostalgia y a los agradecimientos que siempre hay que hacer llegar a quienes nos quieren. (Sigo en deuda por lo de las fotos y la música, pero espero cantar esta canción a los que vayan a la Oveja Negra (Cusco) a partir de la segunda quincena de septiembre).

Los recuerdos
(Joan Manuel Serrat)
Los recuerdos suelen
contarte mentiras.
Se amoldan al viento,
amañan la historia;
por aquí se encogen,
por allá se estiran,
se tiñen de gloria,
se bañan en lodo,
se endulzan, se amargan
a nuestro acomodo,
según nos convenga;
porque antes que nada
y a pesar de todo
hay que sobrevivir.

Recuerdos que volaron lejos
o que los armarios encierran;
cuando está por cambiar el tiempo,
como las heridas de guerra,
vuelven a dolernos de nuevo.

Los recuerdos tienen
un perfume frágil
que les acompaña
por toda la vida
y tatuado a fuego
llevan en la frente
un día cualquiera,
un nombre corriente
con el que caminan
con paso doliente,
arriba y abajo,
húmedas aceras
canturreando siempre
la misma canción.

Y por más que tiempos felices
saquen a pasear de la mano,
los recuerdos suelen ser tristes
hijos, como son, del pasado,
de aquello que fue y ya no existe.

Pero los recuerdos
desnudos de adornos,
limpios de nostalgias,
cuando solo queda
la memoria pura,
el olor sin rostro,
el color sin nombre,
sin encarnadura,
son el esqueleto
sobre el que construimos
todo lo que somos,
aquello que fuimos
y lo que quisimos
y no pudo ser.

Después, inflexible, el olvido
irá carcomiendo la historia;
y aquellos que nos han querido
restaurarán nuestra memoria
a su gusto y a su medida
con recuerdos
de sus vidas.

1 comentario:

  1. Felicitaciones Yuri por este lindo blog, lo sigo de cerca aunque este ahora tan lejos, pero sabes que los amigos estamos siempre, la vez pasada te escribi pero no tuve respuesta tuya......
    espero pronto ir a uno de tus espectáculos
    cuidate un abrazo

    Paul gonzales

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