martes, 29 de noviembre de 2011

Tantos años sin Manuel Scorza

El 27 de noviembre de 1983, fallecía Manuel Scorza (Lima, 1928-1983) y, aunque dos días tarde, publico estos cuatro poemas suyos a modo de homenaje. En medio de las protestas por el doble discurso de quien prometió defender el derecho de los campesinos de nuestro país, es siempre necesario recordar a quienes nos dejaron la ternura de su poesía y la convicción de su lucha.


A CÉSAR CALVO AGRADECIÉNDOLE QUE ESTÉ AQUÍ (*).

(*) Poema inédito de Manuel Scorza. Escrito en la mañana del 20 de mayo en el Hotel de Turistas de Tacna. Corregido en París la noche del 21 de junio de 1977.Una frase pequeña del poema se publicó en la revista Somos del diario El Comercio al fallecer el también poeta peruano César Calvo.

Fuente: de la correspondencia entre Mariana Alegre Scorza (nieta de Manuel) y Gabriel Martínez (estudioso admirador del poeta) - 30/05/2001.

Enviado por el escritor Santiago Hynes - Bs. Aires. a Página Digital (http://www.paginadigital.com.ar/)


En el principio el hombre abandonaba a sus muertos.

Hace cincuenta mil años comenzó a cavar tumbas.

En la piel de las cavernas cinceló sus miedos bellísimos:

descubrió la poesía.

Por eso estamos aquí,

aventando palabras contra el cielo indiferente.

Cecilia, mi hija, juega con sus años:

cuatro guijarros de colores.

La vida pasa tan rápido, César, que una tarde

la miraremos salir para el parque

y regresar hermosísima mujer.

Así es, César, la vida huye tan rápido

que uno de estos días deberíamos tratar de decir la verdad.

Por favor, qué ocurrencia.

¡El mayordomo tiene órdenes estrictas

de tirarle la puerta al pasado!

Porque jóvenes áureos,

en las breñas del horror de América combatían entonces

por un mundo más bello.

Mortalmente heridos caían

más que por la metralla llagados por sus sueños.

Hermosos nacían a la muerte.

Mientras nosotros tatuábamos poemas olvidados

en cuerpos olvidados de mujeres olvidadas.

En chinganas de mala muerte cauterizábamos nuestra melancolía

bebiendo aguardiente que no era Agua Ardiente.

Lenin no apreciaba a los poetas:

cortó groseramente un poema de Maicovski.

Vladimir Maicovski se mató.

Pero Lenin se equivocaba: el Che llevaba en su mochila

acribillados versos de León Felipe

y Javier Heraud llevaba una carta tuya en su chaqueta.

El impiadoso río Madre de Dios arrastró su cuerpo,

tu cuerpo, mi cuerpo, nuestra acribillada juventud, todo.

Pero la vida fluye más rápido que el río Madre de Dios.

¡Imposible erigir un mundo nuevo

sin desembarcar en las Indias entrevistas en nuestros sueños!

Una revolución que sólo es una revolución no es una

revolución.

¡Hay que volcarlo todo, hay que quemarlo todo, hay que arrancarlo todo!

No permitir que vuelva a retornar jamás la misma realidad,

la misma familia, la misma agua, los mismos padres, la misma

luz, la misma patria, el mismo futuro, la misma tristeza, la

misma religión, el mismo sol!

¿Quién se atrevería a absolvernos?

Un inmortal poema nos absolvería.

Pero los años han pasado y no hemos mencionado la Palabra

Ígnea.

La vida es tan fugaz, César, que una de estas tardes

saldrás a comprar cigarros

y regresarás a contar chistes en nuestros velorios.

Y ahora sí te acepto un pisco.

Porque a pesar de esta tristeza, la vida vale la pena:

estoy alegre, estoy árbol, estoy exaltado, estoy

con mis amigos, estoy relámpago, estoy luz.

Porque el hombre que está más cerca de su muerte

que de su nacimiento

necesita urgentemente ser feliz.

Hace cincuenta mil años, en la piel de las cavernas,

comencé a grabar este poema.

Por eso estoy aquí aventando palabras contra el cielo

indiferente.


Serenata

Íbamos a vivir toda la vida juntos.

Íbamos a morir toda la muerte juntos.

Adiós.


No sé si sabes lo que quiere decir adiós.

Adiós quiere decir ya no mirarse nunca,

vivir entre otras gentes,

reírse de otras cosas,

morirse de otras penas.


Adiós es separarse ¿entiendes?, separarse,

olvidando, como traje inútil, la juventud.

! Íbamos a hacer tantas cosas juntos!

Ahora tenemos otras citas.

Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes.

La lluvia que te moja me deja seco a mí.

Está bien: adiós.


Contra el viento el poeta nada puede.

A la hora en que parten los adioses,

el poeta sólo puede pedirle a las golondrinas

que vuelen sin cesar sobre tu sueño.


EL DESTERRADO

Cuando éramos niños,

y los padres

nos negaban diez centavos de fulgor,

a nosotros

nos gustaba desterrarnos a los parques,

para que viéramos que hacíamos falta,

y caminaran tras su corazón

hasta volverse más humildes y pequeños que nosotros.

Entonces era hermoso regresar!


Pero un día

parten de verdad los barcos de juguete,

cruzamos corredores, vergüenzas, años;

y son las tres de la tarde

y el sol no calienta la miseria.


Un impresor misterioso

pone la palabra tristeza

en la primera plana de todos los periódicos.


Ay, un día caminando comprendemos

que estamos en una cárcel de muros que se alejan...

Y es imposible regresar.


Música lenta
 
Para que tú entres,

a veces de tristeza, el corazón se me abre.


Como una puerta tímida,

para que tú entres, el corazón se me abre.
 
Pero tú no vienes,

no vuelas más sobre los campos.


En vano mi corazón

a la ventana de su dolor se asoma.

Pasas de largo,

como si el viento

soplase sólo para allá.


Pasa la mañana y no viene la tarde.

Y el corazón se me cierra,

como una mano sin nadie, el corazón se me cierra.








1 comentario:

  1. Manuel Scorza es, sin dudas, un gran cronista de su tiempo, pero también del nuestro. Cuando estuve en Cerro de Pasco entendí las metáforas de Redoble por Rancas, pues no eran solo metáforas, eran cruda realidad. El avance de la minería modernizadora arrasa todo, el cerco va engulliendo día a día todo, incluso las vidas.

    Lindo post, Yuri.

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