Como si fuera una explosión, aún no me recupero de la noticia. Ayer murió Luis Alberto Spinetta y creo que este eclipse será permanente. Dudo realmente que algo o alguien pueda aplacar el profundo dolor que provoca esta partida (lo digo por mi).
Recuerdo que hace muchos años, con mi amigo Javier Chacón y el querido Mike Castañeda, disfrutábamos de escuchar los cassetes (cintas magnetofónicas, para que entiendan los jóvenes) de "Almendra", “Pescado Rabioso” y “Spinetta Jade”. Ahora suena en el corazón que:
Maribel se durmio
vamos a cantarle porque se hundio
carrousel,sensacion
de que con el alma nos ve mejor
Canta
canta toda la vida
canta con emoción
y al partir sentirás
una brisa inmensa de libertad
canta toda la vida
canta con emoción
y al partir sentirás
una brisa inmensa de libertad
Esto es extraño, ya que Spinetta es una de las personas que nunca me llevaron a pensar en su muerte, pese a que se sabía del cáncer que hace meses lo tenía sometido a dolorosos tratamientos, pero por alguna razón no me transmitía la sensación de muerte que ahora me aprieta el pecho.
Maestro:
Tu dijiste que todas las hojas son del viento y que hay que cuidar con amor este jardín de gente. Intentaremos cantar, aunque no se cómo combinar el escenario con este lamento que moja la pantalla.
Se te extraña, Flaco.
Pedrito Aznar te dedicó (presumo que ya los sabes) las siguientes letras:
Hoy todas las guitarras están de luto. La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas sólo puede pensar en la tuya, tal vez porque el barro tal vez porque este balcón donde te vi casi por última vez mira una nube de la forma y el color de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos.
Este balcón que se quedó... esperando una charla unas palabras o un abrazo más que ya no llegará. Luto también en las palabras habituadas como estaban a que les pusieras cascabeles guirnaldas asonantes o ruedas de tren apocalíptico caleidoscópicos ojos de fértil papel de tu prolífica pluma que suma y resta sílabas del metro patrón de las esferas apenas solas a solas penas.
Adiós que sea A-Dios a sus brazos a ese rincón de magia que seguramente él guardará para los que se animan a jugar con los bloques con los que ha construido el mundo haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos donde el corazón se muestra y baila desafiando al vacío.
Adiós mientras me duele el pecho te imagino en viaje por inmensidades más vastas que las del Capitán, pero a diferencia de él sé que tendrás todos los tangos silbados al oído y nunca faltará un mate ni perfume a malvones. En todos nosotros se queda un pedacito tuyo serás inspiración multiplicada por millares a lo largo de los años y lo ancho de las geografías.
Cambiaste nuestras vidas abriéndole camino a la imaginación cantándole salvaje o dulcemente a los misterios que nos habitan al misterio que somos. Adiós. No me resigno a tener que decirlo. Adiós mensajero del infinito.
Pedro Aznar.
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