Para retomar la sana costumbre de publicar a poetas peruanos, aquí les va cuatro poemas de cuatro poetas. Espero les gusten:
BALADA DE LA ROSA NAUTICA (1) (Alberto Ureta)
Treinta y dos caminos señalan tus puntos.
Unos van a tierra, otros van al mar.
¿Dime, Rosa de los Vientos,
no hay un camino más?
Treinta y dos caminos señalan tus puntos
Unos van a tierra, otros van al mar.
¿Dime Rosa de los vientos,
va alguno más allá?
Rosa de los Vientos, dame mi camino,
uno que no vaya ni a la tierra ni al mar:
o un camino que no lleve a ninguna parte
o un camino del que no se pueda regresar.
POESIA MIA (Francisco Carrillo)
Qué fácil engañarla
tal su pureza
frágil ala que sin embargo, destruye
poesía humilde poesía
mi rincón más secreto y conmovido
sólo te doy las horas
robadas al trabajo
mi invención más humilde
que siempre se extravía
a veces pienso que escribo
oh exhaltado traidor
para que todos vean
mis burdas impurezas
y envidio
al que siempre me antecede
y ha escrito lo que es mío.
mas al fin
soy un hombre común
y me reduzco
a mis diarios quehaceres
y a que mi hijo me recuerde
viviendo poesía
en los momentos tristes
que le guarda la vida.
CANTO DE ESPERANZA (Eduardo Chirinos)
Dos dioses hay, y son Ignorancia
y Olvido
Rubén Darío
1
Más allá del intrincado laberinto de la culpa,
más allá de la plegaria que disuelve los espejos, más allá
del áspero perfume que arruina toda perfección
hay sólo una pregunta que jamás responderemos.
Con una moneda he pagado el favor de la Sibila,
he palmeado con cariño su joroba, sus temibles mejillas
moradas. Y he partido.
«Hijo mío», murmuró
pero me alejé con prontitud del escenario
cargando a mis espaldas el peso de la fatalidad y la desdicha.
(Una bandada de pájaros pasó sobre mi frente.
Creí entender que señalaban mi destino,
pero eran sólo un error.
Una trampa que no tardaría en repetirse.)
Provisto de un lápiz y un viejo astrolabio
tracé un dibujo sobre el mapa estelar,
luego alcé la mirada
y vi la constelación de Aries girando sobre cúpulas celestes
hundiendo sus pezuñas en el polvo lunar.
Es el deseo, me dije
y fecundé a la doncella que ofrecía magnolias a mi lado,
la cubrí como un hambriento animal
hasta hinchar con violencia su delicado vientre.
Todavía recuerdo su rostro azorado, sus manos crispadas
rodeando mi cuerpo.
Su dulce temblor turbando el dominio de la muerte.
2
Pasé largas noches sin comer ni dormir.
Ni el más ingrato recuerdo podía turbar mi mente
limpia como flor recién lavada por el río,
como árbol que desea decir y dice al viento
maneras que otros cristalizan en palabras.
Una bandada de pájaros pasó sobre mi frente.
Se dirigen hacia el norte o hacia el sur,
aves desoladas que reanudan un vuelo de siglos
ahora las contemplo sin pasión y sin ternura
como un viejo presagio o un aburrido fantasma.
(No es claridad lo que hiere mis ojos,
es el olvido que oscurece la memoria
y la doblega para siempre instaurando la calma.)
¿Para qué interrogar los enigmas que ofrece la noche?
Un amor que se pierde es un anhelo encontrado,
agua que golpea furiosa el cristal que la contiene
para huir a la grandeza anónima del mar.
¿Alguna vez haz visto el mar?
Nada más risible que su tosca mecánica
su insensata fábrica de signos que nadie comprende,
que a nadie le interesa comprender.
El sueño desvanece toda ilusión de realidad
por eso estamos solos
esperando sin rabia y sin resignación el vuelo de las aves,
su inútil canto de esperanza.
TRAVELLING PARA UNA SONRISA DETENIDA (Víctor Guillén)
Escribiré tu nombre en los diálogos de café de las
seis de la tarde
En el solsticio de un calendario pasado
En los naipes de mi confinamiento
En los índices de todos los libros
Siempre por la luz de los ojos del ciego
En el cauce del dígito que le ponga fin al universo
En los días que no han llegado
Mis pasos contra las agujas del reloj
Haciendo fechas en los vacíos álbumes de fotos
Reflejando los días en los espejos rotos
Buscando tu sueño en el lecho de lirios muertos
La geometría sin círculos sólo en tus ojos
En los tratados
El vuelo de una calandria en un plano de ficción
El instante que hiere de muerte a Dios
Aves que volaron el recreo de un beso en tu instancia
de veinte años
La aventura que nos tocó vivir antes de la vida
El recuerdo de la Nada en la amnesia de los muertos
Escribiré tu nombre en los ciclos de mi respiración
Con la caligrafía de algún principio
En algo
En alguien que no se haya ido
miércoles, 22 de agosto de 2012
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