Con ayer 22 de octubre, son diez años de la tragedia ocurrida en la Comunidad Campesina de Taucamarca, ubicada en el distrito de Caicay, provincia de Paucartambo, Cusco, donde una mañana escolar - del Centro Educativo N° 50794 - que no tenía nada de inusual fue trocada en desesperación, impotencia y muerte.
24 niños de la comunidad fallecieron producto de un envenenamiento masivo, fueron vanos los intentos de los padres de familia por tratar de hacerlos llegar al establecimiento médico más cercano (Posta de Huancarani o los Hospitales de Cusco). En ese entonces la comunidad no contaba con una carretera que permita un acceso (y una salida) rápida, separaban a esas lágrimas de un médico – en el mejor de los casos – 4 horas. Entonces el aislamiento fue cómplice de lo absurdo.
En la mañana de ese 22 de octubre, el desayuno escolar se mezcló con el pesticida Parathion, conocido comercialmente como Folidol (comercializado por la empresa Bayern) y cuya circulación es restringida, sin embargo no se tomaron las medidas preventivas del caso para evitar la potencial posibilidad de contaminación y/o envenenamiento.
Hasta hoy, no se ha resuelto el caso que evidentemente fue judicializado, las jugarretas de orden legal como la del Ministerio de Agricultura, que lejos de coadyuvar al esclarecimiento de los hechos y el pago solidario de una indemnización por los daños y perjuicios a los deudos y la comunidad, exigió que se incluya como responsable al único profesor del Centro Educativo. No ha quedado claro si una de las bolsas del cereal denominado “Foncodito” estaba contaminada con el pesticida o si los envases en que se preparó el desayuno tenían restos del mismo, en cualquier caso los envases no tenían ninguna advertencia del “producto restringido” como es obligatorio en este tipo de casos.
Finalmente el tema aún se encuentra por resolverse, otros 22 niños (sobrevivientes) aún presentan secuelas del daño que les produjo el producto químico. Ni para la memoria de los pequeños que fallecieron ni para los que esquivaron a la muerte, las palabras justicia, derecho o incluso vida, tienen un sentido asociado a la realidad.
En el Perú hemos tenido muchas tragedias, pero la peor de ellas es la indiferencia que hace que pierdan siempre los mismos.
PD. Un mensaje a mis compañeros de las diferentes comparsas de danzantes de la fiesta de nuestra Virgen del Carmen de Paucartambo: Es importante discutir cómo se deben desarrollar nuestras festividades, pero es urgente gestionar individual o grupalmente que nuestra gente deje de ser invisible. Así tendrá más sentido festejar.
viernes, 23 de octubre de 2009
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