martes, 3 de noviembre de 2009

Caín, la nueva novela de José Saramago

“Tras el asesinato de Abel, la caída en desgracia divina empuja a Caín a vagar por la tierra de Nod con el único y dudoso bien de la inmortalidad”

La editorial “Alfaguara” ha publicado la nueva novela del escritor José Saramago, llamada simplemente “Caín”, en la cual, conforme lo señala la misma editorial “parte de los orígenes más remotos del hombre que el mundo cristiano recuerda: la creación de Adán y Eva y la expulsión del Paraíso. El primer crimen humano, el asesinato de Abel por Caín, da pie a que Dios descargue su ira por segunda vez sobre los hombres y condene a Caín a vagar eternamente por la tierra de Nod, es decir, la tierra de la nada. Y ello después de que ambos realicen un trato vergonzante en el que, a cambio de su silencio y en una especie de soborno, Dios le otorga a Caín la inmortalidad”.

“Siguiendo los pasos de Caín, el autor encuentra la guía que nos mostrará desde un lugar privilegiado algunos de los episodios más significativos del Antiguo Testamento: el abortado sacrificio de Isaac por Abraham, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la ira de Moisés en el monte Sinaí, la conquista de Jericó, el Diluvio Universal... Capítulos todos ellos con un denominador común: la crueldad del dios cristiano y la arbitrariedad de sus decisiones.
Testigo presencial e incluso protagonista de algunos de estos episodios, con la seguridad en sí mismo que le da no tener nada que perder, Caín se convierte en la conciencia crítica que persigue a Dios y a sus fieles incondicionales, que condena los sacrificios de los inocentes, que no halla sentido a las pruebas divinas, que busca razones donde sólo se ofrecen designios. De ello resulta un cuestionamiento de la fe ciega, de la obediencia incondicional, a la vez que una parodia del autoritarismo. El dios de los cristianos, falto de razones y en ocasiones se diría que de razonamiento, se muestra a la luz de los diálogos con sus siervos como un niño caprichoso o un tirano”

En la novela de Saramago, Caín es el único personaje – según la Editorial - que se pregunta sobre el destino, sobre el sentido de su vida, y que tiene incluso respuestas para ello.

Se puede estar de acuerdo o no con la posición de Saramago, pero - creo firmemente -es necesario racionalizar adecuadamente el Antiguo Testamento, los personajes y situaciones que allí se presentan y describen haciendo una contraposición absoluta entre ése Dios y el del Nuevo Testamento.

Hoy 03/11/2009, en la sección de Cultura del diario argentino Río Negro, se publica el siguiente artículo que no hace otra cosa que activar esa necesidad por tener cuanto antes el libro del escritor luso y darle ávida lectura:

Cuando Dios decidió quemar Sodoma porque los hombres "tenían gustos sexuales muy suyos", pactó con Abraham que si encontraba a diez inocentes salvaría la ciudad. Pero Dios la quemó, "no se enteró de si había diez u once", ni siquiera se dio cuenta de que olvidaba a los niños, inocentes todos de ese "pecado". Por eso, "Dios no es de fiar".
Han pasado apenas dos semanas desde que llegara a las librerías "Caín", la nueva novela del Nobel de literatura portugués José Saramago, y la polémica está servida. El libro levanta ampollas en su país natal, donde un eurodiputado conservador llegó incluso a pedirle que renunciara a su nacionalidad, y la conferencia episcopal tampoco ha permanecido inmune ante la particular ironía del escritor.
Curtido en estas situaciones, Saramago no pierde la calma y afirma, con voz pausada y firme, que entender "Caín" no es incompatible con ser creyente. "Yo entiendo que una persona crea, pero que no cierre los ojos", dijo ayer, en la presentación de su libro en la Casa de América.
"La fe pertenece a otro dominio de la mente" en el que no se mete. "Yo uso mi razón, mi lógica". Al hablar por primera vez de la novela en Peñafiel, una pequeña localidad del norte de Portugal, el autor de "Ensayo sobre la ceguera" describió la Biblia como "un manual de malas costumbres", y no sentó bien. Pero lo cierto es que en el texto sagrado del cristianismo hay "una crueldad infinita, no faltan los incestos y las carnicerías" y se pueden contar más de un millón de asesinatos. "La historia de la humanidad es, en el fondo, la historia de la muerte", afirma el Nobel. El problema es que "nosotros hemos inventado a un dios a nuestra imagen y semejanza, no al revés, y por eso es tan cruel, porque nosotros somos crueles y no sabemos inventarnos algo mejor". El hombre inventó a dios y luego se esclavizó a su ley, defiende el portugués.
A lo largo de las casi 200 páginas de "Caín" (Alfaguara), Saramago propone un viaje en el tiempo recorriendo Antiguo Testamento de la mano del primer fraticida. Y lo hace partiendo de una pregunta: ¿Qué diablo de dios es éste que para enaltecer a Abel desprecia a Caín? Porque, a juicio del escritor, Dios es el verdadero "autor intelectual" del crimen. Tratada por reconocidos genios de la literatura como Lord Byron o John Steinbeck, la historia de Caín, que mató a su hermano Abel porque Dios no aceptó su sacrificio y fue condenado por ello a vagar eternamente, ha desatado un sinfín interpretaciones. Desde las más estrambóticas que lo tachan del primer vampiro hasta las más racistas, que abogan por que el estigma con que Dios marcó su frente se fue extendiendo de generación en generación hasta oscurecer todo el cuerpo de los malvados "cainitas".
En la novela de Saramago, Caín se convierte en un guía privilegiado que aporta su particular lectura sobre los principales episodios bíblicos, desde el sacrificio de Isaac por Abraham, la ira de Moisés en el monte Sinaí o el Diluvio Universal. A ojos de Caín, Dios se presenta como un ser caprichoso y tirano, que en realidad revela una visión demoledora y trágica del ser humano que lo inventó.
No es la primera vez que Saramago emplea su pluma para abrir el debate sobre los dogmas religiosos. Ya lo hizo hace casi 20 años con su polémico "Evangelio según Jesucristo", y la airada reacción del gobierno, que vetó su presentación al Premio Literario Europeo de ese año, hizo que el Nobel se instalara como protesta en la isla española de Lanzarote, donde reside en la actualidad. Sin embargo, a sus 86 años el escritor se ha planteado muchas veces por qué escribe y para qué, y tiene muy clara una cosa: "Yo no escribo para agradar, tampoco para desagradar; yo escribo para desasosegar. No estoy intentando salvar a la humanidad, ya es bastante salvar mi propia conciencia", explica. Pero el objetivo de su escritura es sacar de su "aborregamiento" a la sociedad. Confiesa que le sorprende el revuelo generado por "Caín" en Portugal y que no entiende la reacción de la Iglesia, que es "como los perros de Pavlov", responde inmediatamente al estímulo sin ni siquiera haber leído el libro.

1 comentario:

  1. Me alegra la "coincidencia". Ayer escribiste un post sobre este libro y lo hice también ayer yo. Un abrazo.

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