martes, 20 de octubre de 2009

La nobleza del periodismo

Dicen (los periodistas) que el periodismo es una noble profesión y debe ser cierto, aunque sea únicamente por algunos de ellos que son la excepción a la regla general y que se conducen dentro del marco de la decencia en un mundo en el cual es muy difícil mantenerse incólume ante los embates de la deshonestidad.
Pasa en Lima, esa suerte de metrópoli que se irroga la representación de todo un país y cuyos “hombres de prensa” discuten sus problemas como si se tratasen de cosas de alcance nacional. Si bien es cierto que muchas de ellas afectan a todo el país, para el común poblador de Rioja (San Martín), Tarata (la que queda en Tacna, no en Miraflores), o Pilcopata (Cusco), los tiene sin cuidado el problema limítrofe entre San Isidro y Magdalena, por poner un ejemplo.
Lo que quiero dejar en claro es: los: medios de comunicación de la provincia capital (porque eso es ¿no?), observan el país, al cual se dirigen cada día, como si los problemas de Lima son los problemas del país, pero los problemas del país no son los problemas de Lima; de allí esa mirada por encima del hombro a la que somos sometidos los habitantes del “resto” del país, sin contar el permanente racismo con el que muchas veces analizan (¿?) los sucesos “de provincias”, sino escuchen al gourmet Raúl Vargas.
A lo señalado hay que sumar la práctica de los reporteros inquisidores, independientemente de la falta o delito del que se le acuse a una persona, éstos comienzan una cháchara inquisidora cubierta de moralina y sin temor alguno acusan, juzgan y sentencian a los protagonistas en menos de un minuto (el Código Procesal Penal se muere de envidia por esa muestra de celeridad). Un ejemplo es el de la joven profesional (se desempeñaba como abogada en la Procuraduría del Poder Judicial), que ocasionó un accidente de tránsito en Lima y que – bajo los efectos del alcohol – fue conducida a la dependencia policial correspondiente y protagonizó unas infelices escenas, agrediendo policías y a cuanta persona se le ponía al frente. Desconozco las razones que rodean el caso, pero resultaba obvio que ése era un cuadro de “delirium tremens”, más conocido por “diablos azules”, y que generalmente le ocurre a personas no acostumbradas a la ingesta de bebidas alcohólicas. Pero en fin, el asunto es que luego de pasar las imágenes en señal abierta a todo el país, los “periodistas” dirigieron sus baterías al Poder Judicial a fin que “inmediatamente” sancione con la destitución a tan peligroso personaje, y “cómo es posible” y “qué escándalo”, etc. Al día siguiente, la abogada, según dice el obediente comunicado del PJ, fue separada del cargo que ocupaba. Es decir, con una imagen por los suelos a nivel nacional, con la resaca, sin trabajo y lo que es peor, con pocas posibilidades de reinsertarse en el mercado laboral, por lo menos por un tiempo, hasta que el tema pase a los anaqueles del olvido (lo que es relativo). Hay quien dijo que la dama había sufrido una ruptura amorosa que la llevó a una profunda depresión lo que desembocó en la necesidad de desahogarse entre copa y copa. Tras cuernos, palos. El periodismo había cumplido su misión de limpiar las calles.
No vamos a comentar, si lo hacemos será en otro post, acerca de temas que los adalides de la moral y la transparencia no tocan, o por lo menos no se abunda en ellos. Además hay tanto que decir de éstos personajes que hablan de todo y todos con una autoridad que no se sabe de dónde han sacado y no pasan de ser una suerte de sabios periféricos que conocen todas las ramas del saber humano, pero en el fondo desconocen de la mayoría de aspectos.
Pero cómo vamos por casa?, por lo menos aquí en Cusco, tenemos (siempre dejo a salvo las excepciones) un periodismo inquisidor (en eso se parece al resto de país), aunque también mendicante, con individuos que - si tienen un programa radial o televisivo – son al mismo tiempo, directores, productores, conductores, editores, reporteros, camarógrafos, fotógrafos, etc. y no precisamente por tener una gran capacidad de desarrollar todas esas actividades al mismo tiempo, sino porque el presupuesto no da para más, de allí que por magros estipendios o estímulos provenientes de algunas autoridades o empresarios que, en estos tiempos, se sienten calificados para ser elegidos alcaldes o presidente regionales, pueden variar la “línea” de sus programas. Pero siempre con la frente en alto.

1 comentario:

  1. Muy bueno este u post, Yuri. Realmente es terrible esa "dictadura mediática" que ejercen estas personas que, asumen, sin dueños de la verdad y de la moral. Me parece muy adecuada tu conclusión, en el caso de la abogada de la Procuraduría del Poder Judicial,que, sin perjuicio de la falta grave que cometió, termina siendo la víctima de estos inquisidores (sería interesante hacer un análisis de antecedentes de esta gente).
    Por útlimo comparto plenamente la incomodidad (sino desprecio) por periodistas como el bien calificado gourmet, Raúl Vargas).

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