viernes, 19 de marzo de 2010

Mario Benedetti y este duelo contínuo


El 17 de mayo del año pasado nos dejó Mario Benedetti, y digo nos dejó por que los anónimos admiradores de su verso simple e intenso, tierno y combativo, experimentamos entonces una sincera orfandad, como cuando el abuelo nos deja. Desde que lo conocí sabía que algún momento nos dejaría - como todos nosotros que en algún momento nos tocará bajarnos de esta combi – pero uno siempre se resiste a aceptar que no habrá más una pregunta de alguien que nos diga: “Leíste los últimos poemas de Benedetti???”.

Luego de su muerte hice llegar a algunos amigos, vía correo electrónico, un post extraído del blog de Ximena Torres Cautivo de Chile que expresaba con lucidez todo lo que en ese momento - por lo menos yo – quería decir. Ahora transcribo nuevamente ese post para compartirlo con ustedes, ahora que estamos en condiciones de celebrar que Benedetti existió y mejor aún, nos tocó la cabeza con esa mano temblorosa y comprensiva para decirnos que el amor es posible y que la solidaridad también, que se puede vivir en el exilio o en la persecución con la frente en alto y que no podemos dudar jamás para señalar valientemente al traidor y al asesino, al dictador y a sus lacayos (y a sus hijas).

Al final – y como no podía ser de otra manera - van unos cuantos poemas de Mario Benedetti.


Extraído del Blog de Ximena Torres Cautivo
http://ximenatorrescautivo.blog.terra.cl

No hay que ser erudito para hincarle el diente a sus mejores perlas. Tiene frases que tocan y divierten. Que emocionan y sacan carcajadas, incluso en la luctuosa situación de la muerte. De su muerte. “Cuando me entierren, por favor, que no se olviden de mi bolígrafo”, dijo en una entrevista hace un tiempo, reforzando lo necesario que era para él escribir. Teniendo un Bic a mano, Mario Benedetti escribía poemas donde fuera, autobuses, metro, aviones, parques, el baño, el jardín y el escritorio.

También escribía cuentos y novelas, como varios que le dieron fama: La Tregua y La Borra del Café, todos convertidos en películas que multiplicaron el conocimiento de su figura y su obra.

Como un homenaje, selecciono aquí frases y versos sueltos, sensibles, llenos de humor y de amor. Humor irónico y filoso y amor, romántico, pero sobre todo amor al prójimo. No en vano en su primer libro, tomó prestado como epígrafe inicial una frase de Antonio Machado: “En caso de vida o muerte, se debe / estar siempre con el más prójimo”.

Ochenta y ocho años tenía el domingo 17 de mayo, día de su muerte, y un número similar de obras, así de prolífera fue su pluma. Con tanta vida, de viejo, le había dado por recordar su niñez. “La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca”.

La proximidad de la muerte, sin embargo, no le hizo replantearse su descreimiento:

“Debo ser una de las personas menos religiosas del mundo. La única religión válida para mí es la conciencia; y la poesía tiene mucha vinculación con la conciencia”. Y una frase suya muy conocida zanja así lo de su ateísmo: “Yo no sé si Dios existe, pero si existe sé que no le va a molestar mi duda”.

Volviendo a sus 88. ¿Son muchos, son pocos?

Del tiempo, Benedetti escribió: “Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo”. Y en su poema “Tiempo sin Tiempo” anotó: “Preciso tiempo, necesito ese tiempo que otros dejan abandonado porque les sobra o ya no saben qué hacer con él. Tiempo en blanco, en rojo, en verde, hasta en castaño oscuro. No me importa el color. Cándido tiempo que yo no puedo abrir y cerrar como una puerta”.

Ahora la puerta se cerró. Muy lejos quedaron las penurias económicas de su familia; el colegio Alemán de Montevideo de donde su padre lo sacó cuando se enteró que debían hacer el saludo nazi por las mañanas; sus tiempos de oficinista, de empleado público; los trabajos literarios en el exilio (“El exilio es un aprendizaje de la vergüenza. El desexilio, una provincia de la melancolía”); la muerte de las utopías en las que creyó firmemente; el regreso a casa; el éxito y la fama y el cariño de millones de lectores en todo el mundo; la enfermedad pulmonar que lo hizo sufrir duramente al final de sus días, su mujer con Alzeheimer, su muerte en domingo. Y las palabras de los que lo conocieron, lo leyeron, lo entrevistaron, lo quisieron.

Como Hortensia Campanella, su biógrafa, quien dijo de él que escribe para que lo lean “casi por sobre el hombro”. Y que sus poemas llegan como las cartas que se meten por debajo de la puerta.

“Es un poeta a ras del lector”, resumió el escritor español Benjamín Prado. “Su sencillez no es una casualidad sino una estrategia. Mario siempre ha buscado que su poesía sea entendida para que pueda ser compartida”.

Compartida como el fútbol, que lo apasionaba, no en vano nació junto al Río de la Plata. Su carácter de hincha y su ateísmo, por ejemplo, se funden en esta frase: “Aquel gol que le hizo Maradona a los ingleses con la ayuda de la mano divina, es por ahora la única prueba fiable de la existencia de Dios.”
Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti nació un 14 de setiembre y murió un 17 de mayo, 88 años después, después de haber seguido esta cronología que él definió en este poema como la vida.

“Usted madura y busca / las señas del presente / los ritos del pasado / y hasta el futuro en ciernes / quizá se ha vuelto sabio / irremediablemente / y cuando nada falta / entonces usted muere”.

Y para finalizar, una reflexión suya y ad hoc, de lógica aplastante: “Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida”.


Chau número tres
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.


A la Izquierda del Roble
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.
El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.
Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
dejame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.
Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.
Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.


Lovers go home!
Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada,
y me encontraste bien
y te encontré más linda.

Ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde estoy.

Sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola,
que del vecino
territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos
con envidia,
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.


Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.


Señas del Che
Todo campo
es el nuestro

por ejemplo está éste
verde dispuesto verde
los surcos y los surcos
las nubes con sus gordas
pantorrillas de lluvia

está también el otro
campo de pronto abismo
recién nacidos muertos
sin haberse atrevido
a estrenar sus pavores

está el amor de siempre
el corazón del tacto
la noche de la piel
los poros y los poros
y la gloria y el beso

está la llamarada
la hoguera de la piel
el cuerpo brasa infame
el hombre que no sabe
por qué lo incendia el hombre

verde dispuesto verde
campo de pronto abismo
los surcos y los surcos
las nubes con sus gordas
pantorrillas de lluvia
recién nacidos muertos
sin haberse atrevido
a estrenar sus pavores
está el amor de siempre
está la llamarada
el corazón del tacto
la hoguera de la piel
la noche de la piel
el cuerpo brasa infame
los poros y los poros
y el hombre que no sabe
y la gloria y el beso
por qué lo incendia el hombre
desde un sitio cualquiera
montaña
o selva
o sótano
hay alguien que hace señas
agitando su vida

todo campo
es el nuestro


Bienvenida
Se me ocurre que vas a llegar distinta
no exactamente más linda
ni más fuerte
ni más dócil
ni más cauta
tan solo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero
después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco
yo nostalgio
tu nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie
tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros
no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza
sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

1 comentario:

  1. Ha muerto hoy la hermana de un amigo entrañable y poco hace menos de un año, tomé la costumbre de consultarle a Benedetti todas mis dudas, compartirle todas mis batallas y pedirle que exprese todos mis sentimientos.
    Tu lo sabes... ha sido un genial compañero, con la respuesta justa para todo.. Aún más luminoso de lo que yo esperaba.
    El día de hoy estoy de duelo. Duelo por una extraña a la que me uní en su ultima lucha por el amor y amistad que siento por su hermano...Entré Benedetti y el duelo en Google y te encontré, y como siempre, me llevé mucho más de los que esperaba.
    Gracias por lanzar al vacio tus palabras y las de él....siempre hay alguien que necesita cachar la luz de lo que otros piensan, sienten o quieren re-expresar.

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