Leyendo el blog de Rocío Silva Santisteban (http://kolumnaokupa.blogsome.com) que además está entre los blogs que sigo (pueden acceder al mismo haciendo clic en el nombre del blog que esta en la parte inferior derecha del presente texto), me enteré de que hoy 23 de abril es el “Día Mundial del Libro”, y como tal se hace necesario escribir algo acorde con la fecha.
Únicamente se me ocurre escribir acerca de algunos libros que en estos – casi - 42 años han llegado a mis manos, ya sea por vía de la adquisición directa o por los olvidadizos préstamos de algún amigo, de los cuales nos hemos beneficiado y también hemos sido víctimas.
Recuerdo que de pequeño, consumí apasionadamente varios libros que encontré olvidados en unos cajones y que durante las vacaciones escolares leía en Paucartambo, cuando la mayoría de mis compañeros de colegio veraneaban en Lima o algún otro lugar de la costa, entre tanto en el campo donde me encontraba aprovechaba para dar rienda suelta a mi imaginación anta las páginas que pasaba una a una. Eran libros que trataban de la captura de varios criminales nazis en diferentes lugares del mundo. Se trataba de historias basadas en hechos reales (?) y que de algún modo victimizaban a los perseguidos. Sospecho que algún pariente en Paucartambo tenía oculta simpatía por los alemanes, lo que naturalmente con el tiempo, me causa bastante gracia. En realidad eran libros que leí por el puro placer de leer un libro, recuerdo mucho que el solo hecho de imaginar las situaciones me brindaban una película que sustituía al televisor que donde estaba no había llegado aún y que en Cusco tenía una programación de un solo canal.
Un libro que me impresionó, pocos años más tarde fue “Sangama” de Arturo Hernández y allí comenzó esta afición por las novelas… allí nomás llegaron las lecturas obligadas en el colegio, aunque para mí no constituía ningún esfuerzo su lectura pero para varios compañeros (as) míos (as) les resultaba insoportable cumplir con esa obligación. Así me sumergí en una suerte de lectura “nacional” Ciro Alegría y “Los Perros Hambrientos”, “El Mundo es Ancho y Ajeno”, entre otros. Luego José María Arguedas “Yawar Fiesta” “El Sexto” “Diamantes y Pedernales” “Todas las Sangres” entre otros. La poesía la conocí gracias a César Vallejo y nunca más pude despegarme de sus versos. Luego vendrían Bécquer y Neruda y ya más tarde se complicaría la cosa.
Creo que esta demás hacer una enumeración de los libros que leí, solamente decir que hay algunos que constituyen parte de uno mismo luego que son leídos, como “Rayuela” de Julio Cortázar y “El Ulises” de James Joyce, como digo, entre otros.
Además están los libros de poesía de los cuales creo que debería ocuparme en un post especial, así como los libros de derecho y los de política merecen cada uno un post particular.
Últimamente me gustó mucho “Templado” de Jorge Eslava, “Caín” de José Saramago y “Crónica del Pájaro que da Cuerda al Mundo” de Haruki Murakami.
Como digo en el título, se trata de liberarse de una serie de imposiciones de un sistema que ha encontrado en la televisión y en los diarios de 0.50 céntimos la mejor forma de desactivar el pensamiento crítico o la imaginación de los marchantes, así que a liberarse se dijo.
Hoy, día del libro cabe recomendar (consejo aunque sea de un conejo, se dice) continuar cultivando el viejo placer de la lectura y de los viajes. Así nos daremos cuenta que no somos el centro del mundo y que cuanto más leamos podemos ser más útiles a él.
Como el presente post es bastante genérico, vuelvo a recomendar el post de Rocío Silva Santisteban.
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