lunes 19 de abril de 2010
Publicado el 11 de Abril del 2010 en el Diario El Tiempo
La minería artesanal y en pequeña escala es una realidad que se ha venido expandiendo en Madre de Dios y en casi todo el país. Debido a que el modelo económico neoliberal no genera soluciones a los problemas de desempleo, y a que los gobiernos de los últimos 20 años han promovido indiscriminadamente la minería, esta actividad se ha convertido en una de las pocas alternativas económicas frente al desempleo para amplios sectores poblacionales. Sin embargo, los que allí trabajan no se han venido responsabilizando de los graves impactos negativos sociales y ambientales.
La catástrofe ambiental (deforestación de bosques primarios, contaminación de las aguas con mercurio y otros químicos) y social (sobreexplotación de la mano de obra, trabajo infantil abusivo) que se viene generando en Madre de Dios como resultado de la expansión incontrolada de la minería artesanal e informal, ha puesto el tema en el centro de la agenda política nacional. Claro está, al gobierno y a los medios que protegen a la gran minería le ha convenido que el debate se centre en la minería artesanal informal, para que la opinión pública no debata la cantidad de problemas no resueltos causados por la gran minería formal.
La respuesta gubernamental ha sido la expedición del DS 021-MINAM-2010, que busca regular el desarrollo de esta actividad en Madre de Dios. Frente a ello, los mineros artesanales informales han iniciado una huelga general rechazando la medida. Lamentablemente, el uso desmedido de la violencia por las fuerzas del orden para desalojar tramos de la Panamericana Sur en Chala ha dejado ya un lamentable saldo de 6 muertos.
Frente a esta situación, para quienes consideramos a los derechos humanos como el centro de nuestro pensamiento y compromiso de vida, es necesario siempre partir de expresar nuestra solidaridad con las familias de las víctimas de la represión gubernamental ocurrida en Chala y lugares aledaños. La política gubernamental de criminalizar esta y toda protesta social debe ser rechazada, y debe abrirse paso una investigación independiente de los hechos, la sanción a los responsables directos y la renuncia de los responsables políticos.
Al mismo tiempo, hay que insistir en la urgente necesidad de reordenar la minería artesanal informal, como parte de una nueva política minera y de protección del medio ambiente, que incluya fundamentalmente:
• Superar las pésimas condiciones laborales a las que están expuestos los trabajadores mineros informales, que incluye el trabajo en condiciones infrahumanas, severas amenazas a la salud por la manipulación de sustancias tóxicas como el mercurio y el cianuro sin las mínimas condiciones de seguridad sanitaria, la explotación de niños y niñas, la explotación de la mano de obra indígena, etc.
• Ahí donde se desarrolle la pequeña minería artesanal, hay que vincularla a los circuitos que hoy en día promueven organizaciones de productores en el sistema de Comercio Justo de Oro para la minería artesanal y en pequeña escala.
• Poner freno al proceso de deforestación que la minería está generando en Madre de Dios y otras regiones amazónicas, procediendo a un ordenamiento territorial que defina que áreas son de conservación y territorios indígenas, y en que áreas puede seguirse desarrollando la minería, incluyendo la minería aurífera artesanal.
• Implementar una inmediata moratoria de todas las concesiones mineras, pequeñas y grandes, pues de manera caótica en el Perú se han entregado (y se siguen entregando) concesiones sin mayor criterio en zonas que deberían ser protegidas.
• Imponer una política severa de supervisión y sanción de las grandes empresas que promueven la minería ilegal, vendiendo dragas, combustibles, explosivos, mercurio y otras sustancias químicas, comercializando los minerales extraídos y blanqueando los recursos financieros así obtenidos.
• Superar las deficientes condiciones ambientales de la minería, estableciendo parámetros y estándares ambientales estrictos en relación con el acceso y uso de sustancias contaminantes para el procesamiento de los minerales extraídos. Allí donde bajo tales condiciones se pueda desarrollar esta actividad minera en pequeña escala, se deben promover mejoras tecnológicas; por ejemplo, se debe promover la investigación y difusión de técnicas de beneficio del oro sin mercurio.
• Desarrollar las capacidades de los Gobiernos Regionales y Municipalidades en cuanto a las concesiones, el catastro y la regulación y supervisión de los aspectos ambientales de la minería.
No hay que establecer diferencias en cuanto a las necesidades de regulación ambiental y social para la pequeña minería, y para la gran minería, para los informales y para las trasnacionales. Todos deben, todos debemos, respetar el medio ambiente, cumplir la ley que protege a los pueblos indígenas y cuidar de no generar impactos negativos sobre los demás peruanos. La necesidad de desarrollar nuestras actividades económicas y sociales, de acuerdo a planes de desarrollo que deben tener también una expresión territorial alcanza a todos; y por ello un proceso de ordenamiento territorial debe llegar a regulaciones valederas tanto para grandes empresas como para mineros informales.
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